FÚTBOL Y DESDICHAS
Cuernavaca, México, 5 de julio de 2014
De fútbol no sé nada, no me apasiona. Lo entiendo poco y lo disfruto menos. Aunque rechazo la estupidez de ciertos hinchas que se matan por el color de una camiseta, considero las razones de la euforia y la pureza de la alegría. Los muchachos del equipo colombiano son unos guerreros y merecen todo el aprecio: no se puede negar que en la cancha dejaron la piel, como dijo uno de ellos. Y a Pékerman, el director técnico, mis respetos, por supuesto. Pero queda un vacío después de la derrota ante Brasil. ¿Dónde puede enterrarse un sueño colectivo? Uno podía leer en la cara feliz de toda esa gente vestida de amarillo: "Al fin nos pasa algo grande". Fue una cosa bonita en este miserable y desdichado país mío, paraíso de políticos corruptos, de narcotraficantes y guerrilleros, de ladrones y asesinos, todos desmandados por la ambición y el delirio.
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