Triunfo Arciniegas
ANTEOJOS DE CAREY
Autorretrato Pamplona, 20 de junio de 2010 Triunfo Arciniegas |
ANTEOJOS DE CAREY
De él sólo conservaba la última carta y los preciosos anteojos de carey. Había olvidado su sonrisa tan pronto quemó las fotografías, las corbatas, los pañuelos, los calcetines. Había olvidado la esquina donde él la conoció, el hotel barato donde él la corrompió, los dientes de ratón en sus teticas de perra, la lengua hambrienta entre sus dedos, las preñeces malogradas. Había olvidado la loción penetrante, las hojillas de afeitar, el perfecto bigote y su manera de nombrarla. Conservaba la hermosa carta sin reproches, en tinta verde, y en la oscuridad acariciaba los preciosos anteojos de carey mientras gemía sin llanto. Había olvidado la descascarada mesita de noche donde encontró los anteojos y la carta, pero no el cuerpo despavorido que se balanceaba mansamente, como un trapecio solitario, pendiente del lazo.
Triunfo Arciniegas
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