viernes, 19 de abril de 2019

Casa de citas / Juan Rulfo / Mujeres


Juan Rulfo
MUJERES

     Oí que ladraban los perros, como si yo los hubiera despertado.

      Vi un hombre cruzar la calle:
      —¡Ey, tú! —llamé.
      —¡Ey, tú! —me respondió mi propia voz.
      “Y como si estuvieran a la vuelta de la esquina, alcancé a oír a unas mujeres que platicaban.
      —Mira quién viene por allí. ¿No es Filoteo Aréchiga?
      —Es él. Pon cara de disimulo.
      —Mejor vámonos. Si se va detrás de nosotras es que de verdad quiere a una de las dos: ¿A quién crees tú que sigue?
      —Seguramente a ti.
      —A mi se me figura que a ti.
      —Deja ya de correr. Se ha quedado parado en aquella esquina.
      —Entonces a una de las dos, ¿ya ves?
      —Pero qué tal si hubiera resultado que a ti o a mí. ¿Qué tal?
      —No te hagas ilusiones.
      —Después de todo estuvo hasta mejor. Dicen por ahí los díceres que es él que se encarga de conchavarle muchachas a don Pedro. De la que nos escapamos.
      —¿Ah sí? Con ese viejo no quiero tener nada que ver.
      —Mejor vámonos.
      —Dices bien. Vámonos de aquí.

Juan Rulfo, Pedro Páramo
Bogotá, FCE, 1980, segunda edición colombiana, p.47




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