MURIÓ MARITO
Diego Medrano
FIN. Murió Marito y la lengua cervantina está de luto por los charcos negros del dolor. Murió Marito, galán cinematográfico, obrero incansable de las letras, risa de niño y dentadura blanca (un día Onetti se lo dijo a una periodista francesa: ¿”Vos me mirá así porque no tengo dientes? Es que se los he dejado todos al Vargas Llosa?”). Murió Marito: omnipresente en la cultura española desde inmemoriales tiempos cavernarios. Me quedo con su única novela lírica (“La casa verde”). Me quedo con sus vivencias parisinas (“Travesuras de la niña mala”, “El pez en el agua”). Me quedo con su ojo crítico (“La orgia perpetua: Flaubert y Madame Bovary”). Me quedo con el Chivo, Pantaleón y “La ciudad y los perros”. Nunca varió su sistema de trabajo: un primer manuscrito a vuelapluma muy rápido, y luego variaciones lentas sobre el mismo (“No puedo trabajar sobre nada”). Murió Marito: bebedor inmenso de agua, lector incansable, follador de su tía, burgués sin una pizca de curiosidad por el barro o la noche pegajosa. Sus mayores chistes o gracietas fueron todas de niño pequeño, bien vestido y mejor peinado. Tuvo bemoles lo de la Preysler: que no se había enamorado él sino su “pichula”. Esas sábanas suyas en El País, a doce mil pavos, dormían a los elefantes pero uno cazaba libros raros. Murió Marito: Nobel y académico y honoris causa por todas las trompeterías encendidas del vasto mundo, y Cervantes sin azumbre de vino y Principe de Asturias sin sidra. Su párrafo es francés (largo) y sus descansos del mismo son calientes (caribeños), y solo le interesa America cuando ocurre lo primero (Faulkner). Marito, con y sin bigotito, buena percha, raya dura del pelo, traje caro. La vida por la letra. A tantos folios al día y así hasta el éxito. Murió Marito: estamos de luto. El día organizado para la escritura perpetua y pocas farras, jaranas o chuflas de beodos baturros. Marito: en sus inicios combinaba el color de los manteles con el de los jerséis para las entrevistas luminosas y con muchas risas lujosas, de esas que nos perfuman en la paz del dinero, el bisni y la vida. Marito: esa gente guapa entre la pomada fetén. Qué niño más bueno y trabajador! Pa comérselo. ¿Vulva o coño, Marito? Vulva. Y pichula.
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