martes, 5 de agosto de 2025

Un libro / Fuera de la carretera, de Carolyn Cassady



El libro que relata la la vida e historia amorosa de Carolyn Cassady.

El libro que relata la la vida e historia amorosa de Carolyn Cassady.

"Inicié un largo viaje en dirección opuesta a todo lo que había conocido": la historia silenciada de Carolyn Cassady, mucho más que la mujer de Neal Cassady y la amante de Kerouac


Eduardo Bravo
5 de julio de 2025


Cuando en 2012, Walter Salles estrenó On the road, la adaptación cinematográfica de la novela de Jack KerouacCarolyn Cassady no quiso verla. Ni siquiera tenía curiosidad por saber cómo Kirsten Dunst había interpretado a Camille, papel inspirado en su propia vida. La razón para ese rechazo había que buscarlo tres décadas atrás. Concretamente en 1980, cuando John Byrum rodó Generación perdida: los primeros beatniks. Si bien su título original era Heart Beat, el mismo que un breve libro de memorias que Carolyn Cassady había publicado en 1976, la cinta de Byrum daba una imagen distorsionada y burlesca de la relación que Carolyn había mantenido con el escritor —interpretado por John Heard— y el que fuera su esposo, Neal Cassady, encarnado por Nick Nolte.

Aunque es cierto que le agradó la actuación de Sissy Spacek —que la interpretaba a ella—, el resto de la cinta le pareció un completo despropósito. Incluso Vincent Canby, el crítico de The New York Times, consideró que Heart Beat era un producto que no hacía justicia a la historia de la Generación Beat ni a sus protagonistas. Además de calificar la cinta de engreída y banal, Canby llegaba a especular con que John Byrum era en realidad “el seudónimo de uno de esos críticos literarios de los años 50 que consideraban a Kerouac un escritorzuelo, que se resintió de la fama que se ganó con En la carretera y Los subterráneos, y que ahora hace todo lo posible por minar su reputación y desmitificar toda la era beatnik que Kerouac y sus amigos supusieron”.

Ante ese tipo de representaciones de su propia vida, era cuestión de tiempo que Carolyn Cassady decidiera relatar su historia con detalle, sin licencias poéticas, sin fabulaciones, sin maledicencias y, lo más importante, sin intermediarios. Una resolución que, además, marcaba un antes y un después en el relato de la Generación Beat, grupo literario masculinizado donde los haya y en el que las mujeres apenas tuvieron voz. En unos casos, como en el de Carolyn, porque nunca se la dieron; en otros, como en de Joan Vollmer, porque se la quitaron de un balazo un día que su esposo, William S. Burroughs, tonteaba a ser Guillermo Tell con una pistola.El resultado de esa labor de memoria realizado por Carolyn Cassady fue Off the Road: My Years With Cassady, Kerouac, and Ginsberg, un libro publicado en 1996 en el que sus recuerdos se mezclan con cartas de los diferentes miembros de la Generación Beat publicadas posteriormente, y que ha permanecido inédito en castellano hasta que, hace unas semanas, la editorial Anagrama lo incluyó en su colección Crónicas, traducido por Damià Alou con el título de Fuera de la carretera. Veinte años con Cassady, Kerouac y Ginsberg.


LOCURA DE AMOR

A lo largo de más de 600 páginas, Carolyn Cassady comparte con los lectores detalles de su vida. Por ejemplo, su infancia en el seno de una familia de origen inglés, compuesta por su padre —un bioquímico que daba clases en la universidad—, su madre —una profesora de lengua inglesa— y sus cuatro hermanos, que crecieron en un ambiente cultural, en el que destacaban los más de 2.500 volúmenes de la biblioteca familiar. Interesada por el arte y la literatura desde muy joven, Carolyn decidió cursar estudios universitarios de Bellas Artes, con la intención de especializarse en escenografía, para lo cual se trasladó a vivir a Denver. Allí, a través de su amigo Bill Thomson, conoció a la persona que le cambiaría la vida.

“Cuando le abrí la puerta, descubrí que no estaba solo. Detrás de él había otro hombre que entró a grandes zancadas en la habitación antes de volverse para saludar tras la presentación de Bill”, recuerda Carolyn Cassady, por entonces Robinson, en Fuera de la carretera, sobre su primer encuentro con Neal Cassady. Tras conversar un rato mientras escuchaban algunos discos, el inesperado invitado propuso salir a dar una vuelta. Aunque se excusó de ir porque tenía que acabar un proyecto de escenario, Neal insistió: “¿No puede esperar? ¿Solo una horita? Apuesto a que necesitas un poco de aire fresco. Mira, ¿por qué no vienes conmigo? Acabo de bajar del autobús y tengo que ir a buscar mis cosas a la casa donde vivía”. Aturdida por tantos estímulos y novedades, la joven aceptó la propuesta y los tres amigos bajaron a la calle. “Aunque en ese momento no lo sabía, así fue como inicié un largo viaje en dirección opuesta a todo lo que había conocido hasta entonces”, reconocía.Fascinada por la expansiva personalidad de Cassady, Carolyn comenzó a enamorarse de él, a pesar de las múltiples señales que le advertían de que ese hombre resultaba tan divertido como problemático. La primera de ellas, que estaba casado con una adolescente de 16 años tan inmadura como él, que le chantajeaba emocionalmente para concederle el divorcio y con la que seguiría manteniendo relaciones después de que se lo concediera y se casase con Carolyn. La segunda, la errática vida laboral de Neal, que dificultaba no solo la estabilidad económica de la pareja, sino la posibilidad de hacer planes a medio y largo plazo. Por último, su particular forma de entender la amistad, atravesada por la admiración, el compañerismo y la obsecuencia, hasta el punto de replantearse su heterosexualidad para satisfacer así el deseo que Allen Ginsberg sentía hacia él.

El enamoramiento llegó a tal extremo, que Carolyn aceptó situaciones que parecían incompatibles con su educación, su independencia como mujer y su autoestima. Por ejemplo, las frecuentes ausencias de Neal para irse de juerga o a visitar a amigos como Jack Kerouac y William S. Burroughs, la brusquedad de las relaciones sexuales que mantenía con ella, las infidelidades de Neal —una de las cuales supuso encontrar en la cama a Neal, su exmujer y Ginsberg un día que regresó a casa antes de lo esperado— o las condiciones que le impuso Neal cuando descubrió que había contraído un matrimonio bígamo con otra mujer que, además, estaba embarazada. Según la propuesta de Cassady, residiría seis meses con cada una y, finalizado el plazo, resolvería con cuál de las dos decidiría vivir. Aunque hasta ella misma le resultó sorprendente, Carolyn aceptó.

Jack Kerouac junto a su amigo Neil Cassady en 1952 imagen tomada por la propia Cassady.

Jack Kerouac junto a su amigo Neil Cassady en 1952, imagen tomada por la propia Cassady.

 
RUE DES ARCHIVES / CORDON PRESS
RECUPERAR LA AUTOESTIMA

En 1952, recién divorciado de su esposa y necesitado de un trabajo estable por no poder vivir todavía de la literatura, Jack Kerouac decidió probar suerte en la Southern Pacific Railroad, compañía de ferrocarril en la que trabajaba Neal Cassady. Para reducir sus gastos hasta encontrar una vacante en la compañía, Kerouac se instaló en la casa del matrimonio. Si bien en un primer momento su presencia resultó un tanto intrusiva, poco a poco se fue haciendo un hueco. Además de ganarse el cariño de los hijos de la pareja, Jack comenzó, a espaldas de su amigo, una relación sentimental con Carolyn, que no solo la encontró sexualmente más satisfactoria que la que mantenía con su esposo, sino que le aumentó la autoestima como mujer.No obstante, a pesar de esos oasis de felicidad, las dificultades en la pareja continuaron, como continuaron las infidelidades de Neal, sus abandonos de hogar y ese comportamiento irreflexivo que, a finales de los 50, acabó provocando que fuera detenido por vender marihuana a dos agentes de policía encubiertos. Durante el tiempo que permaneció en prisión a la espera de la celebración del juicio —que finalmente se resolvió en su contra—, Neal escribió a Carolyn varias cartas llenas de reproches y en las que acusaba a su esposa de deslealtad y traición. Unos mensajes lo suficientemente agresivos como para que Carolyn decidiera poner fin a su relación.

En todo caso, y a pesar de esa nueva situación, la vida de la pareja siguió siendo muy semejante a cuando estaban juntos. Neal pasaba en la casa familiar casi el mismo poco tiempo que antes, solo que ahora para ver a los tres hijos del matrimonio, y seguía teniendo aventuras con otras mujeres que, cuando se ausentaba de sus respectivas casas, telefoneaban preocupadas a Carolyn para preguntarle si estaba con ella o si tenía alguna idea de por dónde podría parar.

Convertido en una suerte de ídolo para una nueva generación de jóvenes gracias a la publicación de En el camino de Kerouac —novela en la que aparece con el nombre de Dean Moriarty—, Neal comenzó a explotar su leyenda y a llevar un poco más allá su personaje. Las entradas y salidas de prisión fueron cada vez más frecuentes, se sumó a The Merry Pranksters de Ken Kesey, recorrió los campus del país invitando a los universitarios a someterse al acid test para abrir su mente con LSD y, en 1968, después de asistir a una boda, falleció por un fallo multiorgánico provocado por las altas temperaturas, el alcohol y el consumo de drogas. Un año después, murió también su amigo Jack Kerouac.

Lejos de relegarles al olvido, la desaparición de los dos amigos no hizo más que aumentar el mito y atarlos aún con más fuerza a la vida de Carolyn que, a partir de entonces, fue buscada por estudiosos y fans de la generación beat, ansiosos por conocer a la mujer que había compartido las aventuras que se narran en En la carretera. En consecuencia, aunque Carolyn tuvo una digna trayectoria profesional en el mundo de la escenografía y no mostró un especial interés en explotar los recuerdos junto a Neal y Jack, la realidad, más tozuda, le devolvía una y otra vez a esos años dorados y a escenas como aquella en la que un día el escritor les propuso: “¡Ey! Tenemos que sacarnos unas fotos! ¡Vamos, fuera! ¡Trae la cámara!”. “Yo solo tenía una Kodak, pero gastamos todo un rollo de película”, recuerda Carolyn en Fuera de la carretera, antes de añadir que fueron esas fotos, las pocas en las que aparecen los dos amigos juntos y que tantas veces han sido reproducidas en reportajes y portadas de libros, las que se convirtieron en “gran parte de mi sustento desde entonces”.

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