Juan José Millás (79 años) reflexiona sobre la vejez: "No hay más que ver algunas residencias de ancianos que son puras escombreras"
El escritor valenciano nos habla sobre su manera de afrontar sus casi 80 años y su visión sobre la forma de envejecer de nuestra sociedad.
Ahora mismo tengo 51 años. Si hay algo que siempre he llevado bien es cumplir años, porque la otra opción es terrible. Pero lo cierto es que, una vez pasados los 50, he notado un considerable bajón que no noté, por ejemplo, cuando me cayeron los
Hacerse mayor tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Entre las primeras, sin duda, es que relativizas todo mucho más. Por desgracia, entre las segundas, la más triste es que vas perdiendo gente en tu vida. Algunos de ellos se marchan para siempre demasiado jóvenes, y por eso le das a todo más valor, especialmente a las pequeñas cosas.
Hace poquito hemos charlado con el escritor Juan José Millás con motivo de la salida a la venta de su último libro, Ese imbécil va a escribir una novela. Millás siempre ha sido uno de mis escritores favoritos, al que por ejemplo me encanta escuchar en la radio cada domingo por la mañana en A vivir que son dos días, el programa que presenta Javier del Pino en la SER.
A sus 79 años, el autor valenciano sigue en plena forma, aunque uno de los temas recurrentes de lo que suele hablar es sobre la vejez. De hecho, en nuestra entrevista le preguntamos cómo ve la vida a un año de cumplir los 80. Y, por supuesto, no nos decepcionó con su su clarividente respuesta:
"La vida es cambio, toda la vida es cambio: niñez, juventud, madurez, encuentras un trabajo, te estabilizas, te casas, tienes hijos y parece que te instalas en una especie de meseta. Luego se mueren tus padres, llega un divorcio y así van transcurriendo los años. Nos creemos que vivimos momentos de estabilidad, pero todo en la vida es puro cambio. La vejez es uno de esos cambios, lo que pasa es que es el último".
Por supuesto, tras decirnos algo así, otra de las dudas que teníamos es cómo afronta él esta etapa de su vida:
"Imagino que cada uno lo hace como puede. En mi caso, creo que tengo momentos de enorme serenidad y también momentos de mucha agitación. En estos últimos intento negociar conmigo mismo todo lo que puedo. Lo que uno desea es acabar bien".
Y terminó explicando con más detalle, especialmente cómo envejecemos ahora que la medicina nos permite vivir más años que generaciones anteriores:
"Me explico: la ciencia ha logrado alargar la vida, pero no siempre en las mejores condiciones. No hay más que ver algunas residencias de ancianos que son puras escombreras. Así que a lo único que aspiro es a acabar bien. ¡Bendita eutanasia!".
Y, por último, nos contó que piensa mucho en la muerte, pero sin complicarse mucho la cabeza:
"Sí, todos los días pero sin dramatismos. Es un suceso que siempre me ha interesado mucho, leo mucho sobre ello, sobre las experiencias cercanas a la muerte".
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