Joan Margarit
LLEGAS TARDE A TU TIEMPO
Llegas tarde a tu tiempo. Son palabras
duras que escucho como una derrota.
Pero ahora no sé, ya, de combate alguno,
ni qué tiempo fue el mío. Es una pena
no ser nadie y haberse equivocado
de tren, haber perdido la maleta,
pasar de largo por estar dormido,
y ahora, cansado y sin la ropa limpia,
verse en un hotelucho de una sola
y mala estrella: ésta debe de ser la mía.
Lo dejo todo menos el poeta
que queda del desastre. Jugaré
a que también me equivoqué de siglo:
esto será París y yo Verlaine.
LLEGAS TARDE A TU TIEMPO
Llegas tarde a tu tiempo. Son palabras
duras que escucho como una derrota.
Pero ahora no sé, ya, de combate alguno,
ni qué tiempo fue el mío. Es una pena
no ser nadie y haberse equivocado
de tren, haber perdido la maleta,
pasar de largo por estar dormido,
y ahora, cansado y sin la ropa limpia,
verse en un hotelucho de una sola
y mala estrella: ésta debe de ser la mía.
Lo dejo todo menos el poeta
que queda del desastre. Jugaré
a que también me equivoqué de siglo:
esto será París y yo Verlaine.
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