sábado, 5 de julio de 2025

Un libro / A pedazos, de Hanif Kureishi



Hanif Kureishi
A PEDAZOS

Un libro sincero, desgarrador, conmovedor. La escritura como salvavidas.

En la Navidad de 2022, mientras pasaba las vacaciones en Roma con su pareja, Isabella, Hanif Kureishi sufrió un desvanecimiento y se desplomó. Al recuperar la consciencia se encontró en el suelo, rodeado de un charco de sangre, y no tardó en descubrir que era incapaz de moverse. Una vez en el hospital, los médicos confirmaron que había quedado parapléjico. Este libro testimonial —que es mucho más que un libro testimonial— está escrito en forma de despachos de urgencia, o como entradas de un diario dictado durante su estancia en varios hospitales, primero en Roma y después, ya de vuelta a casa, en Londres.

Una escritura fragmentaria, a pedazos, en la que el autor relata su dura realidad diaria, su completa dependencia de los demás, la difícil asimilación de su nuevo estado, las sesiones de fisioterapia con las que recuperar algo de sensibilidad y movilidad en las extremidades, la relación con el personal médico, la incipiente amistad con otros pacientes y las tenues esperanzas ante cada pequeño signo de posible mejoría. Kureishi, sin embargo, no se limita a sentar acta de su día a día hospitalario, que cuenta sin paños calientes, sino que también evoca su infancia, el descubrimiento de la literatura, los primeros trabajos en el mundo del teatro, la fama que le llevó a visitar Hollywood nominado al Óscar por el guión de Mi hermosa lavandería, sus aventuras sexuales o la amistad con autores como Salman Rushdie.

Estas páginas, llenas de jugosas reflexiones sobre el oficio y el sentido de la escritura como acto creativo, se convierten para él en un arma de combate: un modo de asimilar y al mismo tiempo rebelarse contra su situación. Constituyen un relato testimonial e íntimo, pero también una nueva muestra de la prosa vívida y visceral de Kureishi, que no rehúye lo carnal y lo escatológico. Un libro sincero, desgarrador, conmovedor. La escritura como salvavidas.

***

«Hanif Kureishi es desde hace tiempo una de las voces más apasionantes, irreverentes e influyentes de su generación. En estas hermosas y conmovedoras memorias aborda la calamidad personal con ingenio, inquebrantable honestidad y gracia literaria. Un logro extraordinario» (Salman Rushdie).

«Un relato notable y nada sentimentaloide… El humor, el talento, la curiosidad, la lucidez y la perversidad de Hanif están presentes en su justo punto. Me ha encantado» (Zadie Smith).

«Convincente y profundamente desgarrador... Hay frustración, rabia, a veces desconsuelo, pero ni rastro de autocompasión» (Mick Brown, Daily Telegraph).

«Sus despachos desde el planeta de la parálisis beben de los buenos hábitos de toda una vida de escritor: perspicacia, ocurrencia, valentía y un ojo impertérrito» (Boyd Tonkin, Financial Times).

***

ASÍ COMIENZA “A PEDAZOS”

La caída 

En Roma, el día de San Esteban, después de un agradable paseo hasta la piazza del Popolo y una visita a la Villa Borghese, ya de vuelta en el apartamento, sufrí una caída.

Sentado a la mesa del comedor de Isabella, con mi iPad delante, acababa de ver a Mo Salah marcar un gol contra el Aston Villa. Estaba tomando una cerveza cuando sentí un mareo.

Me incliné hacia delante hasta que la cabeza me quedó entre las piernas; recuperé la consciencia unos minutos después, rodeado de un charco de sangre, con el cuello torcido en una postura grotesca e Isabella arrodillada junto a mí.

De pronto vi lo que solo puede describirse como un objeto cóncavo, semicircular y con garras moviéndose hacia mí. Recurriendo a la escasa lucidez que me quedaba, descubrí que era una de mis manos, una cosa extraña sobre la que ya no tenía control.

Deduje que no existía ninguna clase de coordinación entre mi cerebro y el resto de mi cuerpo. Me había disociado de mí mismo.

Creí que me estaba muriendo, que me quedaban solo unos segundos de vida. Era una manera penosa y miserable de marcharse de este mundo.

Hay quien dice que cuando estás a punto de morir te pasa ante los ojos tu vida entera, pero en mi caso no estaba pensando en el pasado sino en el futuro: en todo lo que me iba a perder, en todo lo que me quedaba por hacer.

Hospital Gemelli, Roma

Isabella y yo vivimos en Londres, pero pasábamos las Navidades en su apartamento de Roma, y fue allí donde me desplomé, sentado a la gran mesa redonda cubierta de libros y papeles en la que ella y yo trabajábamos juntos por las mañanas.

Oyó mi grito de desesperación desde el lavabo, entró y llamó a una ambulancia. Me salvó la vida y, arrodillada a mi lado, consiguió que yo mantuviera la calma. Le dije que quería despedirme de mis tres hijos por FaceTime, pero a Isabella no le pareció buena idea porque se asustarían y quedarían consternados.

Pasé varios días profundamente traumatizado, muy alterado e incapaz de reconocerme a mí mismo.

Ahora estoy en el hospital Gemelli de Roma. No puedo mover ni los brazos ni las piernas. No soy capaz de rascarme la nariz, llamar por teléfono o comer sin ayuda. Como podéis imaginaros, es al mismo tiempo humillante y degradante, y me convierte en una carga para los demás. Según el informe del hospital, debido a la caída sufrí una hiperextensión del cuello y una tetraplejía inmediata. Una tomografía evidenció una severa estenosis del canal espinal, con signos de lesión medular desde la vértebra cervical C3 a la C5. Simplificando, las vértebras de la parte superior de mi columna sufrieron una especie de latigazo cervical. Me han operado del cuello para aliviar la compresión en la parte de columna vertebral donde está la lesión, y desde entonces he notado una leve mejoría motora.

Tengo sensibilidad y algo de movilidad en todas las extremidades, no sufrí lo que llaman una «fractura total». Empezaré a acudir a fisioterapia y rehabilitación lo antes posible.

Por ahora no está claro si podré volver a caminar, o si seré capaz de sujetar un bolígrafo. Estoy registrando estas palabras a través de Isabella, que las va tecleando poco a poco en su iPad. Estoy decidido a seguir escribiendo, nunca ha sido tan importante para mí como ahora.

06/01/2023

Hanif Kureishi
A PEDAZOS
Anagrama, Barcelona, 2025


No hay comentarios: