jueves, 30 de abril de 2020

Una película / Julio Medem / El árbol de la sangre




UNA PELÍCULA
El árbol de la sangre
de Julio Medem

"Ofrecer amistad al que pide amor es como dar pan al que muere de sed."
Ovidio.

La historia: Rebeca (Úrsula Corberó) y Marc (Álvaro Cervantes) son una pareja de enamorados que deciden pasar unos días en un caserío familiar del País Vasco buscando el aislamiento y la intimidad más absoluta para recomponer su pasado. Para ello, deciden poner en común los recuerdos de ambas familias trazando un árbol genealógico que los llevará al punto exacto en el cual se conocieron. Además, se proponen un reto de sinceridad extrema en el que tendrán que redactar juntos la historia de su romance. Otra parte del desafío consistirá en desvelarse el uno al otro todos los secretos que pudieran guardarse tanto en el ámbito de la pareja como en el oscuro pasado familiar.

Úrsula Corberó y Álvaro Cervantes

La crítica: La poderosa imagen superior en la que vemos a dos jóvenes uniendo sus manos a través de la corteza de un poderoso árbol es la poética metáfora con la que Julio Medem (Los amantes del círculo polar), abre esta complejísima historia de más de diez personajes entrelazados a través de un guión original que en sí mismo es ya una obra literaria de máximo alcance.

¿Qué trata de decirnos Julio Medem en esta hiperbólica historia de amores y desamores, encuentros y desencuentros, huidas y venidas? Pues en primer lugar que está de regreso y espero que esta vez sea ya para dirigir y escribir películas de manera continuada ya que desde 2010 solo había dirigido incomprensiblemente dos películas.

El árbol de la sangre es una película que se podría disfrutar más en un segundo visionado que en la primera proyección. Ello se debe a la complejidad del puzzle sentimental ofrecido por el cineasta. Pero en cualquier caso, la obra presenciada es mayúscula en emocione cuando poco a poco va penetrando en la memoria vital del espectador. Medem genera una fuerte empatía con la pareja protagonista que en definitiva representan la pasión y el dolor cuando el primer amor aparece en la vida de las personas.

Otra de la muchas preguntas que lanza al aire Medem es si la sinceridad absoluta fortalece o por el contrario destruye las relaciones humanas ya sean en el lado amoroso o en el ámbito familiar. ¿Realmente somos responsables de los aciertos o de los errores de nuestros antepasados? ¿Son los impulsos sexuales de alguna manera controlables en el comportamiento humano vistos desde el punto de vista puramente biológico? ¿Son los celos una muestra de amor o solo un tormento para aquellos que los sufren o los padecen? Estas son algunos de los interrogantes que nos ofrece el cineasta y que responde de manera muy personal a través de los personajes representados en la historia.


Úrsula Corberó (La casa de papel) es una actriz en plena evolución y que consigue a través de Julio Medem dar el salto de calidad que le hacía falta en la gran pantalla sin el sometimiento mediático o las prisas que conllevan las interpretaciones en las series televisivas. Aquí luce perfecta en el personaje de Rebeca que fue una niña sometida a un trasplante de órganos cuando era un bebé. Este hecho se convertirá en el verdadero árbol de la sangre por la que transcurre toda su experiencia vital y la de su familia. Rebeca conoce poco después de cumplir los 18 años a Marc e inician una relación compleja hasta que siete años después deciden hacer una apuesta de sinceridad en unos días que cambiarán sus vidas para siempre.

Marc es interpretado correctamente por Álvaro Cervantes en una historia con un parecido razonable a la que le otorgó cierta popularidad y llamada El sexo de los ángeles en la que también se hablaba sobre las relaciones de pareja en sus comienzos. En este caso, su personaje no es llevado a la fuerza por Rebeca al caserío vasco, sino que es más bien él y en una idea de su madre (¡ay las suegras!) el que decide e impulsa esta manera un tanto tóxica pero liberadora de conocer a fondo a su pareja que al parecer guarda extraños y misteriosos secretos ocultos.

Nawja Nimri de la que hablábamos la semana pasada a raíz de su mágica interpretación en Quién te cantará vuelve a demostrar que está en su mejor momento profesional interpretando a "La Maca" que es el personaje que hace de la madre de Rebeca. Y es que nos encontramos ante una madre que afronta el reto más difícil de su vida, tras sufrir una enfermedad mental después de haber dado a luz a su bebé. Incluso por momentos tiene que ser ingresada en centros psiquiátricos y con ello dejar en manos de su nueva pareja el cuidado de su niña.

Este padre, que sin ser biológico, es un ejemplo en cuidado de madre y niña es interpretado por Daniel Grao (Julieta) y simboliza la maternidad/paternidad por encima de sexos hasta que la presión le puede y comienza a coquetear con el mundo de las drogas como forma de evasión ante la combinación de conflictos personales.

En el caso del personaje del joven enamorado (Marc), su relación paterno/materna se establece principalmente con su madre que es la ideóloga de que la joven pareja pongan por escrito sus puntos en acuerdo y en desacuerdo pasa así avanzar o no en la relación. Este papel es interpretado por Maria Molins (Cien años de perdón).

Por último, y quizás el personaje y el actor más interesante de toda la película junto a Nawja Nimri, es el otorgado por Medem para el actor argentino Joaquín Furriel (El faro de las orcas), que da vida a Olmo que es un hombre con un oscuro pasado, pero que aparece como constante en la vida de de los demás personajes con idilios, conflictos o pasajes tortuosos y que tendrá la llave para desvelar si el futuro amoroso de Rebeca y Marc tiene futuro o debe darse por concluido.

Me dejo algunos actores secundarios pero de relevancia, ante un reparto coral que nos lleva a los 14 personajes que deben ser ya descubiertos y disfrutados en la sala de cine. Pero en una primera conclusión, cabe decir que todo este entrelazado de historias nos lleva a la idea general de que sin conocer quien somos, ni de donde venimos, difícilmente sabremos hacia donde encaminar nuestros pasos.


El árbol de la sangre es un cuento moderno envuelto de forma muy poética en las potentes imágenes que nos regala Julio Medem. En conclusión, es una película muy profunda y algo confusa que va creciendo poco a poco de manera inversa a como lo hacen las raíces de un árbol. El cineasta vasco fija siempre el foco de atención en los conflictos pasionales, sentimentales o éticos que han acompañado su filmografía. Nos encontramos también ante una filmación muy dolorosa con frases desgarradoras, que si bien sacadas de contexto pueden parecer excesivas en lo melodramáticas, en el colocón emocional en el que nos envuelve el director causan el efecto narrativo deseado. Quizás las más llamativas de las que recuerde sean las tres siguientes:

_Me mata pensar hasta donde pudiste ser capaz de engañarme.

_He sabido tu verdad y he dejado de quererte.

_¿Recuerdas mi verdad más grande?


En definitiva, la filmación no deja de ser una historia de amor trágico que enlaza de alguna manera y con muy buen gusto narrativo con el Romeo y Julieta de William Shakespeare, pero con la diferencia de que Julio Medem ofrece a sus amantes una salida para que reconstruyendo el pasado puedan conquistar el futuro.
Nota: 8/10.

Nacionalidad: España.

Dirección y guión: Julio Medem.

Reparto: Úrsula Corberó, Álvaro Cervantes,
Najwa Nimri, Daniel Grao, Joaquín Furriel.

Música: Lucas Vidal.

Fotografía: Kiko de la Rica.

Duración: 130 minutos.

Estreno España: 31/10/2018.



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