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| Rubem Fonseca Guadalajara, México, 2017 Fotografía de Triunfo Arciniegas |
Rubem Fonseca
15 de abril de 2020
Ha muerto en Rio de Janeiro, a sus 94 años, Rubem Fonseca, uno de los grandes escritores de nuestro tiempo. Los lectores de Fonseca sabemos que sus libros, más que una pasión, son un vicio. Un Nobel que quedó pendiente. Supongo que siempre fue demasiado para la Academia.
Le hice esta fotografía en Guadalajara, México, a finales de 2007. Parece un vampiro. Amo esta foto. Asistí una tarde a la deslumbrante charla de Rubem Fonseca y disfruté por igual su humor y su entusiasmo. Para entonces ya era octogenario. Un viejo adolescente. Como admirador que se respete, le pedí un autógrafo y nos tomamos una foto.
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| Dedicatoria de Rubem Fonseca |
Aprendí algo de portugués sólo para leerlo. Traje de Rio de Janeiro muchos de sus libros. El gran arte y cuentos como "El cobrador", "Pierrot de la caverna", "Encuentro en el Amazonas", "Once de mayo", "Mirada" y "Feliz Año Nuevo", entre otros, sólo pueden considerarse obras maestras. Me encanta su perversidad. Su vulgaridad. Su violencia. La manera como vive Mandrake, su personaje, tan impúdicamente, con tres o cuatro mujeres. Suyas son estas palabras: "Mis amores son breves pero fulminantes". En una sola frase, me fascina el mundo oscuro y sangriento de Rubem Fonseca. Su prosa, de frases breves y agudas, contundentes, concentrada en la sustancia de los hechos, me resulta adictiva. Volver a Fonseca es fácil. De tarde en cuando, cuando uno menos lo espera, ya está releyendo alguno de sus cuentos.
En 2015 escribí sobre el feliz y fugaz triunvirato de los espléndidos nonagerios Lygia Fagundes Telles, Dalton Trevisan y Rubem Fonseca, con el regocijo de saberlos en este mundo y el temor de perderlos. Y en otra ocasión me atreví a traducir un texto de Fonseca.
Viejo querido, enorme escritor.
Rubem Fonseca, regocijo perpetuo.
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