lunes, 27 de abril de 2020

Casa de citas / Max Frisch / Central Park

Pareja
Central Park, Nueva York, 2012
Fotografía de Triunfo Arciniegas

Max Frisch
CENTRAL PARK

Traducción de Fernando Aramburu


Hoy hace una semana: … no están tendidos en la hierba, abrazados como las otras parejas, sino sentados. Si no fuera porque Lynn tiene que trabajar podrían ir al mar. Lynn sabe dónde sería bonito: Montauk. Su leve esperanza de que sería hermoso estar al lado del mar le anima a hacer la propuesta para el próximo fin de semana, el último de los suyos aquí. No se prometen nada, es sólo un propósito. Permanece sentado mientras Lynn se tumba a su lado, sobre la hierba. Ella maldice a su empresa, pues tiene que trabajar aunque es domingo. Un domingo de sol. El parque repleto de gente abigarrada. Ya no hay hippies. Cuando se levantan y se van, pues para Lynn ya es hora de irse, es ella quien cuelga su brazo del brazo de él. Contemplan juntos, cogidos del brazo, una foca negra, ese animal sin brazos que se revuelca y brilla sobre una soleada roca artificial. Olor a los roscos quemados que se venden aquí. Siguen caminando y ven: jóvenes jugadores de béisbol, entre ellos muchos negros, aquí y allá un padre que echa a volar para hijos una cometa de colores, las barcas metálicas en el pequeño lago entre las rocas negras de Manhattan… Dos años atrás (justo por esta estación; con las ramas, eso sí, más verdes), posé aquí para la televisión alemana. El equipo de filmación, que buscaba mi faceta desenfadada, se alegró gracias a Jakov Lind, que me hizo reír. Marianne no quería apareceré en las imágenes. Yo me opuse cada vez que el cámara intentaba filmarla a hurtadillas. Entendí que Marianne no quisiera aparecer. Se trataba (como siempre) de la relación del escritor con la sociedad.

Max Frisch
Montauk
Editorial Laetoli, Pamplona, 2006, p. 9.



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