J.D. Salinger |
“El peor enemigo de un escritor es otro escritor”: diez enigmáticas frases de J.D. Salinger, el genio huidizo
Un día como hoy hace diez años nos dejó el escritor más misterioso del siglo XX. Apenas dio entrevistas, pero no podemos dejar de analizar sus palabras
28 de enero de 2020
“¿Ha concedido alguna vez una entrevista?”, preguntó el abogado. “Siendo yo consciente, no”, respondió J. D. Salinger (Nueva York, 1919 - Nuevo Hampshire, 2010). La escena, que tuvo lugar durante el juicio por la demanda que el escritor interpuso a la editorial Random House para intentar detener la publicación de un libro sobre su vida en la década de los ochenta, da una idea fiel del carácter del ermitaño más famoso de la historia de la literatura, y de lo complicado que es encontrar grandes frases suyas, puesto que apenas pudimos escucharlo.
“Soy escritor. Pero mi comunicación con el resto del mundo es mediante la ficción. El contacto con el público entorpece mi trabajo”
Del escritor solo se han publicado la novela El guardian entre el centeno (que ha vendido sesenta millones de copias y sigue vendiendo unos 250.000 copias al año) y un puñado de cuentos. Sus entrevistas, si se le pueden llamar así, han sido muy pocas. A menudo, eran simplemente encuentros fortuitos que tenía con afortunados reporteros que posteriormente presumían de tener una "entrevista". En 1951 concedió una para el Book of the Month Club News. En 1953, una a un adolescente para el periódico de su instituto (The Daily Eagle). En 1974, una a The New York Times. En 1979, una a Oui Magazine. Otra a un reportero del diario Niagara Falls en 1980. Y otra también 1980, considerada la última, a The Baton Rouge Advocate. Hemos recopilado algunas frases que dio en estos encuentros, cuyo valor no solo radica en lo que dice, sino en los temas de los que eligió hablar (casi nunca quiso explicar su obra) y la forma sucinta y breve en que lo hace.
– "[Firmar autógrafos] es un gesto sin sentido. Está bien entre actores y actrices, personas que solo tienen que dar su nombre y su cara. Pero con los escritores es distinto. Ellos ofrecen su trabajo. Firmar autógrafos no significa nada. Es ordinario y no lo haré". (En declaraciones a The Baton Rouge Advocate en 1980).
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