martes, 29 de noviembre de 2022

Poemas como heridas / Ada Limón / La mujer maravilla

 


ADA LIMÓN
LA MUJER MARAVILLA
Traducción de Jorge Vessel

De pie en la crecida del enlodado Mississippi,
después que el doctor de Urgencias apenas dijese, Bueno,
son cosas que pasan, volví a dejarme engañar
por New Orleans otra vez más. Pastillas para el dolor giraron
como remolino en mi cartera junto a un hechizo para más tarde.
Me ha tomado tiempo admitirlo, estoy en una intensa batalla contra
mi cuerpo, la columna vertebral inclinada treinta y cinco grados,
vértigo que va y viene como un villano de DC Comics
al que nadie puede matar. El dolor invisible es los dos
una suerte y una desgracia. Siempre te ves tan feliz,
me dijo un extraño una vez que me convertía a mi lado bueno
sonriendo. Pero ese día, sola a la orilla del río,
oía la charanga resonando desde el  Steamboat Natchez,
y por el rabillo de mi ojo, vi a una muchacha, de la mitad de mi edad,
vestida, sin una razón clara, de la Mujer Maravilla.
Se pavoneaba en toda su gloria y fortaleza, invencible,
eterna, y cuando me puse de pie para aplaudir (porque cómo no hacerlo),
hizo una reverencia y posó como si supiese que yo necesitaba un mito—
una mujer, en un río, indestructible.


I
llustration by Kayleigh McCallum

WONDER WOMAN
by Ada Limón

 

Standing at the swell of the muddy Mississippi
after the Urgent Care doctor had just said, Well,
sometimes shit happens, I fell fast and hard
for New Orleans all over again. Pain pills swirled
in the purse along with a spell for later. It’s taken
a while for me to admit, I am in a raging battle
with my body, a spinal column thirty-five degrees
bent, vertigo that comes and goes like a DC Comics
villain nobody can kill. Invisible pain is both
a blessing and a curse. You always look so happy,
said a stranger once as I shifted to my good side
grinning. But that day, alone on the riverbank,
brass blaring from the Steamboat Natchez,
out of the corner of my eye, I saw a girl, maybe half my age,
dressed, for no apparent reason, as Wonder Woman. 
She strutted by in all her strength and glory, invincible,
eternal, and when I stood to clap (because who wouldn’t have),
she bowed and posed like she knew I needed a myth—
a woman, by a river, indestructible.

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