Paul Bowles
MARRUECOS
No sabía nada sobre Marruecos. Estaba en la casa de Gertrude Stein y le pregunté: "¿adónde vas?". Ella me dijo: "vamos a Tánger". Yo no tenía ninguna idea. Sus argumentos eran de lo más graciosos, ella había elegido Tánger porque no llovía. Aquí uno puede pasarse cuatro meses sin una gota. Y sobre todo hay mucho sol. En 1931, cuando llegué aquí por primera vez, Tánger era una bonita ciudad para descansar, la vida era barata y había mucha libertad. Los franceses tenían su parte y los españoles su ciudad. La parte española era pobre. Los soldados carecían de botas, había miles de soldados sin calzado, en cambio la parte francesa era más rica. En Estados Unidos nosotros éramos pobres. En Tánger teníamos tres sirvientes, se hacían fiestas a lo grande. En fin, éramos ricos con sólo cruzar el mar.
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