Samanta Schweblin en el taller de su abuelo, Alfredo de Vincenzo |
Samantha Schweblin
TODOS LOS PREMIOS
Cuando era chica, tenía doce o trece años, y mi abuela me insistía en que me tenía que presentar en el Premio Club Municipal Ciudad de Buenos Aires. Entregaban seis premios. Tres a cuento y tres a poesía. Entonces yo, que soy muy obediente, le hice caso y agarré todo lo que tenía y lo imprimí. Y ahí me presenté. Tenía puesto un jean y una remera amarilla. Y entonces empiezan a entregar los premios, del menos al más importante: “Tercer premio de poesía: Samanta Schweblin”; yo abrazo a mi abuela, ella llorando, tan emocionada y tan orgullosa, porque ahí estaban todos sus amigos del Club. Me dan el premio que implicaba leer la poesía. La leo y bajo. Y después: “Segundo premio de poesía… Samanta Schweblin. Y vuelvo a subir y leo la poesía. “Tercer premio de poesía… Samanta Schweblin. Y entonces empiezan con los premios de cuento. Y me habían dado los tres premios a mí también. Ya la gente empezaba a silbar y mi abuela estaba muerta de vergüenza. Fue increíble.
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