miércoles, 9 de diciembre de 2020

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Mark Z. Danielewski


Mark Z. Danielewski
ESPAÑA

Creo que fue entre 1970 y 1971, yo tendría unos cuatro años. Estuvimos en España dos años, durante los cuales mi padre estaba realizando un documental llamado ‘Spain: Open Door’. De algún modo, obtuvo un permiso para grabar en España y entrevistarse con Franco y otros gerifaltes del régimen. Mi padre había conseguido reunir una gran cantidad de imágenes de la cultura autóctona: Salvador Dalí en una azotea pintando, Andrés Segovia tocando la guitarra, toreros en una corrida, obras de teatro a las afueras de Madrid…

Recuerdo que siempre hubo cierta ansiedad estando en España. Y unos años más tarde, mi padre me contó que el régimen confiscó la película por razones políticas. Había invertido todo su dinero y energía en esa película, pero jamás volvió a verla. Tiene sentido pensar que existen ciertos paralelismos entre esta historia y mi libro, pero no fui consciente de ello hasta que lo terminé. También hay un documental que nadie ha podido ver nunca, sólo se conoce por la descripción. Yo conozco las escenas que te acabo de contar porque mi padre me las explicó.

Mis recuerdos de mi experiencia en España con mi hermana están marcados por una experiencia de miedo. Me llevaron a una ganadería en la que criaban toros. Recuerdo estar sobre la arena del picadero y que me avisaron de que el único refugio estaba detrás de unas paredes muy altas; salté y me imaginé cómo sería el impacto del toro contra esa pared. Después salí y me coloqué en medio, sentí pánico al imaginarme que si salía un toro no iba a poder llegar al burladero, porque era demasiado pequeño. Fue una experiencia aterradora y emocionante a la vez.

A raíz de la edición española del libro, hablé con mi madre sobre nuestra estancia en España. Recordó que durante esos años nos estuvo siguiendo la Guardia Civil. Eran muy amables pero estaba claro que dependíamos del humor de esos guardias. Si ellos estaban de buen humor, todo iba bien; si no, llegaban los problemas. De hecho, uno de los inversores de la película desapareció y el otro fue asesinado. Mis padres hicieron todo lo posible para que no nos diéramos cuenta de esos problemas, pero la tensión era evidente. En España se vivía intensamente el miedo en esa época.

Mark Z. Danielewski / "La casa de hojas lucha contra la propia idea del mundo en el que vivimos"






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