miércoles, 8 de diciembre de 2021

Un lugar / Una taberna de Copenhague


El jardín del local en memoria de Tove Ditlevsen. RESTAURANTE KLUBBEN

Poesía danesa en una taberna de Copenhague

En el barrio de Vesterbro son muchos los lugares que recuerdan a la escritora Tove Ditlevsen


Viveca Tallgren
6 de noviembre de 2013

En Vesterbro, un antiguo distrito obrero de Copenhague, se mantiene viva la memoria de Tove Ditlevsen, una de las poetisas más conocidas y queridas de la ciudad. Ella es el alma del barrio. Aquí todo lleva su nombre, colegios y plazas evocan a la escritora, incluso una taberna: el restaurante Klubben (El club) (Enghavevej 4 1674; +45 33 31 40 15), uno de los lugares más frecuentados por la escritora que la rememora con pequeños detalles.

Tove Ditlevsen nació en una familia obrera y tuvo una infancia difícil. Lo contó en su famosa novela Barndommens gade (La calle de la infancia), llevada al cine en 1986. Sus poemas le dieron el éxito y gracias a éste se distanció de su barrio natal, aunque nunca perdió totalmente el vínculo. Se casó cuatro veces y su adicción al alcohol la llevaría hasta el suicidio en 1976.

Antes de entrar al Klubben, junto a la puerta de la calle, una foto de Ditlevsen da la bienvenida a los clientes que acuden a probar la cocina tradicional danesa. Aquí se sirven albóndigas con salsa y patatas, bistec de carne picada con cebolla frita y puré, tocino con salsa de perejil o el famoso smørrebrød: pan con mantequilla y fiambres. Todo regado con la gran cerveza danesa, Carlsberg.

El frío danés obliga a utilizar el comedor interior en invierno, pero cuando llega el buen tiempo (entre mayo y septiembre) se puede disfrutar del pequeño jardín en memoria de Tove Ditlevsen, situado justo al lado de la taberna. Construido en su memoria justo después de su fallecimiento, este espacio cuenta con un estanque, luces de colores en los árboles y lámparas de calor. Un lugar especial para disfrutar de la cocina danesa y de viejos éxitos de su música pop.

El comedor interior del local.
El comedor interior del local. 
EL PAÍS

No hay comentarios: