Ramón Eder
DESPUÉS DE LA TEMPESTAD
Después de la tempestad viene la calma y el recuento de cadáveres.
Los pequeños abismos son los más peligrosos porque son en los que caemos.
Qué difícil es perdonar al que hemos ofendido.
Toda la historia universal ha sido necesaria para que estés donde estás ahora mismo leyendo este libro.
Asombrosamente podemos ser dichosos con la muerte pisándonos los talones.
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