Mario Vargas Llosa |
VARGAS LLOSA SE DESPIDE
17 de diciembre de 2023
Philip Roth era un grandioso escritor y en los últimos veinte años, para asombro del mundo, se reinventó. Se volvió aun mejor. Casi publicó una novela por año. Era una dicha esperar cada novedad suya. Luego anunció su retiro y muchos lo lamentamos. Luego murió.
Vargas Llosa, de 87 años, anunció su retiro de la literatura con “Le dedico mi silencio”. Ahora, luego de 33 años, da por terminada “Piedra de toque”, su columna en El País. Hoy domingo 17 de diciembre se publica la última. El ensayo sobre Sartre que el “sartrecillo valiente” escribe en la actualidad será su último libro.
Toda una gloriosa época se acaba. Con Vargas Llosa se cierra el “boom”, el estallido de la literatura latinoamericana, que fue reconocido por dos premios Nobel: el suyo y el de García Márquez. Otro escritor valioso fue Carlos Fuentes, con una obra menor y cada vez menos leída. Y el cuarto, por su supuesto, es el joven y asombroso Cortázar. Cuentista fundamental e insuperable. Me dicen que “Rayuela” se sigue vendiendo como arroz. De todos, el mago, el prodigio verbal, el absoluto regocijo, es García Márquez. Digo. Cada lector tendrá su lista propia. Cada quien baraja sus cartas y hace su juego. Muy cerca del memorable cuarteto estuvieron figuras colosales, escritores de talla mayor: Borges, Rulfo, Onetti, Carpentier, Cabrera Infante, Puig, entre otros. Además, poetas, críticos, editores, agentes literarios. Carmen Balcells, sobre todo.
“La casa verde”, “Conversación en La Catedral”, “La fiesta del Chivo” y “La orgía perpetua” garantizan la posición de Vargas Llosa. Fue un teórico de la literatura, un innovador de las formas, un arquitecto de la novela, un crítico de su tiempo. Gracias, maestro. Se pueden discutir sus opiniones políticas, como pasa con Cortázar y García Márquez, pero no se puede negar su grandeza como novelista.
Se siente el paso de los años. El peso de los años, los años que todo lo desmoronan. Hemos envejecido con nuestros escritores, con los actores y los músicos. Desaparece un mundo y, con él, nosotros mismos.
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