sábado, 30 de diciembre de 2023

Triunfo Arciniegas / Diario / El hombre del traje negro

 

Ilustración de Ana Juan


Triunfo Arciniegas
30 de diciembre de 2023

Quienes no leen a Stephen King no saben lo que se pierden. Es todo un universo. Escritor prolífico, casi imposible de abarcar en su totalidad. Hay que dejarse guiar por los expertos (Mariana Enríquez, por ejemplo) para encontrar las gemas.

Stephen King es un corredor de fondo, de mucho paginaje, pero en el terreno corto ha dejado cuentos de antología. En “El umbral de la noche”, uno de sus mejores libros, encontramos “Los chicos del maíz”, “Soy la puerta” y “Basta S. A.”, que demuestran la maestría del escritor.

Ilustración de Ana Juan

“El hombre del traje negro” hace parte de otro libro, “Todo es eventual”. En español, además, hay una edición absolutamente preciosa de Nórdica, con ilustraciones de Ana Juan.

Es una lectura deliciosa y por momentos uno experimenta la placidez del Hemingway de “El río de los dos corazones”. ¿Cómo es posible si se trata de una historia de terror?

King cuenta que fue una historia inevitable. Se vio obligado a escribirla, digamos. Stephen King, que no es un escritor pretencioso ni se considera uno de los grandes a pesar de los millones de lectores regados por todo el mundo, no creyó que hubiese escrito un buen cuento y le asombró la aceptación de The New Yorker. “El hombre de negro” terminó ganando el premio O. Henry, nada más ni nada menos.


Ilustración de Ana Juan


Un hombre muy viejo recuerda un terrible suceso de una tarde del verano de 1914, cuando apenas tenia nueve años. Nunca se lo contó a nadie en su vida. Y aún no se atreve. Así que decide escribirlo. Sus manos tiemblan y apenas le quedan fuerzas.

“Puede que alguien encuentre algún día lo que he escrito. Me parece probable, porque es muy humano abrir un libro titulado Diario después de la muerte de su dueño. Por ello considero probable que mis palabras lleguen a leerse. Otra cosa es si alguien les dará crédito. Casi seguro que no, pero da igual. No me interesa la credibilidad, sino la libertad, y he descubierto que escribir puede proporcionarla. Durante veinte años fui autor de una columna titulada «Hace mucho, en un lugar lejano» para el Call de Castle Rock y sé que en ocasiones funciona así. Lo que escribes a veces te abandona para siempre, como una fotografía vieja expuesta al sol hasta que queda totalmente blanca.”




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