martes, 21 de junio de 2022

Triunfo Arciniegas / Diario / La gente de rumba y el país se derrumba



Triunfo Arciniegas
LA GENTE DE RUMBA Y EL PAÍS SE DERRUMBA
21 de junio de 2022

Sólo se trata de una frase callejera, pero señala una actitud, una mirada: se ven unas cosas y otras se tapan al estilo de los gatos.

Antes he visto fiestas por la ventana. La música no se oye pero los veo brincar y agitar los brazos como locos. El silencio los hace ver patéticos. Como peces enloquecidos dentro de un acuario. 

Se trata de una derrota, y una de las más grandes. Y al otro de la calle celebran, fugaces dueños del mundo. No es más que otra fiesta a la que no asisten más de diez millones y medio de colombianos, medio millón que votaron en blanco y dieciséis y medio millones que no se interesan por estos asuntos aunque deberían.

¿Hasta cuándo les durará el regocijo? Todo furor desaparece, como la espuma. Toda traba acaba. Y entonces la realidad se ve tal cual es:  pobre, efímera, mortal.

¿Hasta que el déspota enseñe el colmillo?

¿Hasta que se desvanezca la ilusión?

¿Qué pasará cuando los corruptos, los guerrilleros y los paracos cobren su apoyo?

En el furor de la fiesta, olvidan que su candidato llega al poder con un cartel de corruptos y después de una campaña sucia.

¿Alguien cree que Benedetti, Roy Barreras, Piedad Córdoba y Ernesto Samper, entre otros, trabajan gratis? Por algo todos son multillonarios.

¿Y qué pasará cuando el elegido los traicione uno por uno, tal como lo hizo en el pasado?

¿Y cuando el gobierno vaya como las moscas, de cagada en cagada?

¿Dónde quedará la fiesta cuando reconozcan que el país bonito es el mismo mierdero de siempre? Cuando no se vean los trenes en el aire ni los milagros de los aguacates. Cuando no se puedan encender los autos por los desbordados precios de la gasolina. Cuando los dólares sean cada vez más inalcanzables y la inflación llegue a cifras fantásticas. Cuando los pobres, cada vez más numerosos, vean que el hambre es la de siempre.

El tiempo lo dirá.

El tiempo, tan sabio, termina acomodando las cosas en el lugar correspondiente.

El tiempo lo dirá, y entonces, por supuesto, será demasiado tarde.



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