Triunfo Arciniegas
PETRISTA BAJO SEUDÓNIMO
21 de abril de 2022
Un cobarde, amparado por un seudónimo, me trató ayer de uribista triple hijueputa. Nunca he sido uribista. Nunca voté por él. Nunca hice campaña a su favor. Nunca recibí ningún regalo suyo, ninguna beca, ningún cargo. Tampoco soy petrista. No creo en políticos de mierda, de izquierda o derecha, ni me amparo en seudónimos para decir las cosas. Un político no me resuelve la vida. Me la resuelvo yo mismo, con mi trabajo limpio y transparente, sin aprovecharme de nadie, sin hacerle zancadillas a nadie, cosas que no puede afirmar ninguno de los políticos en los que seguramente cree este cobarde.
El mundo no es tan simple.
No me interesan los hampones ni los mafiosos ni los narcos ni los pendejos que depositan su fe en estos engendros. No pertenezco al reino de los asesinos y no estoy con el poder sino en contra. Siempre al margen, siempre libre, sin deudas, sin pleitesías.
Tampoco soy lo otro. Cómo se nota que no conoció a mi madre, mujer de un solo hombre, y que nunca hizo la calle. Estoy absolutamente seguro. Espero que de la suya, señor anónimo, pueda decirse lo mismo. No la conozco y por lo tanto no puedo asegurar las cosas que no me constan.
Puedo decir, en cambio, que Petro es ególatra, que es mitómano, que se atribuye milagros que no le corresponden, que es mentiroso y traicionero, entre otras cosas. Y hay hechos suficientes para demostrar tan nefastos calificativos, suficientes para llenar un libro que podría llamarse borgeanamente Historia universal de la infamia y que, sinceramente, me da pereza escribir.
Que Petro no obtenga la presidencia y se quede viendo un chispero, como en las ocasiones anteriores, será para mí suficiente ganancia. Y en en cuanto al pobre infeliz cobarde, si le dolió y seguramente se está sobando en su anonimato, significa que acerté con mis observaciones y qué dicha no saber ni siquiera su nombre.
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