![]() |
Retrato de invierno Triunfo Arciniegas |
Triunfo Arciniegas
LAS HISTORIAS COMIENZAN CON LA EXPULSIÓN DEL PARAÍSO
Una conversación con Paula Andrea Baracaldo
28 de abril de 2025
¿Cuál considera que es el canon más limitante en la literatura infantil actual?
Lo políticamente correcto, que se ha convertido en la censura de nuestros días. Ya no se puede decir lo que se piensa sino lo que conviene. Todo se mide de acuerdo a un ideal, como si viviéramos en un paraíso. Se prohíbe señalar a los malos. Ya no se puede hablar mal de nadie aunque se sigan cometiendo los mismos pecados. Casi pretenden que se haga una literatura sin maldad, motor de las historias. Si no hay malo, sencillamente, no hay historia. La historia no es el paraíso sino la expulsión del paraíso.
La nostalgia, la pérdida, las frustraciones, los fracasos, asuntos detestables de la existencia, son la sustancia de las historias.
Estos principios funcionan para la ficción en general, no importa la condición social ni el sexo ni la edad del lector.
No hay que confundir los planos. La vida no necesita de los malos y ojalá no los hubiera, pero en la ficción son imprescindibles.
¿Cree que el humor puede ser una herramienta de crítica a través de los libros para niños?
El humor, aparte de que hace y mantiene lectores, abre puertas. Crea un ambiente que permite decir verdades que de otra manera resultarían chocantes. La verdad está en boca de los niños, los borrachos y los humoristas. Son irrespetuosos e irresponsables. No les importan las consecuencias. Por eso se atreven.
¿El humor es un propósito de su escritura?
Una consecuencia. Surge de las situaciones. De la manera de ver o enfrentar las cosas. Tengo dificultades para escribir historias de terror porque tarde o temprano se me atraviesan los disparates. Los monstruos míos hacen el ridículo.
¿Considera que subestimamos la capacidad de los niños para comprender temas complejos o incómodos?
Totalmente. Los niños son más inteligentes de lo que creemos. Los adultos, deformados por la lógica, las normas, las leyes, las buenas maneras, la avaricia y otros pecados, hemos perdido la magia de la infancia.
De nada sirve mentir, ocultar o disfrazar. La verdad se abre paso. No podemos encerrar a los niños en un corral con la intención de protegerlos si la muerte nos ronda, si nos seguimos matando, si seguimos empeñados en destruir el mundo. Tarde o temprano la maldad entra a corral o los niños saltan a la realidad. El dolor, las injusticias, las desgracias y otros monstruos no respetan edades.
¿Qué tipo de reacciones ha recibido por parte del público infantil? ¿Y de los adultos?
Es una pregunta para los lectores. Me va bien. Me mantengo al pie del cañón
¿Qué cree que puede aprender un niño de un final no feliz?
Que así es la vida, cruel e insensata. Que no siempre se gana. La vida, contradiciendo a las religiones y los manuales de superación, es una sucesión de derrotas. Nos conformamos con seguir viviendo. Nos acomodamos y la literatura hace más fácil esta tarea.
De ninguna manera este es el sermón sino el sustento. De nada sirve inventar un mundo de maravillas o fantasías a un lector que se va a estrellar tarde o temprano con la crudeza de la realidad.
Por otro lado, matizando la respuesta, diría que pretender aprender de la literatura es una perversión de profesores.
¿Qué tipo de lector espera formar con sus historias?
No creo que la literatura sea para formar sino para desordenar, para escapar del agobio de los días, de la pobreza y la rutina de las costumbres. Me encantan los lectores que eligen los libros por encima de otros placeres. Que saben que los libros nos permiten otras vidas y jamás nos desamparan.
¿Cómo imagina el futuro de la literatura infantil si más autores se atreven a romper las fórmulas clásicas?
La literatura tiene su propio ritmo. Se alimenta de sí misma, se renueva, se reinventa, sin olvidar el propósito fundamental: contar historias.
¿Tiene algún libro infantil favorito?
Más que un libro, tengo un escritor: Roald Dahl. Perverso, irreverente, venenoso, divertido. El más grande todos, autor de obras maestras como ‘La brujas’, ‘Matilda’, ‘Los cretinos’, y de cuentos para adultos absolutamente geniales. Un autor que en estos días no encontraría editor. Poco correcto para nuestros tristes días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario