MALANDRINES
O CUANDO LOS BURROS HABLAN DE OREJAS
“Malandrines”, les dice Benedetti al presidente del Senado, Efraín Cepeda, y al secretario González. Da risa que use ese término un hombre a quien la Corte Suprema llamó a juicio por tráfico de influencias en el robo al Fonade entre 2016 y 2017, y que fue denunciado ante la Fiscalía por violencia sicológica, verbal, laboral y moral por su propia colega de gabinete, la canciller Laura Sarabia.
Como da risa que su jefe, el presidente Gustavo Petro, sugiera que “dinero fluyó” para que una mayoría de senadores hundiera la consulta, cuando sus cercanos colaboradores –el exjefe de la Casa de Nariño, su amigo Carlos Ramón González, y sus exministros Luis Fernando Velasco, del Interior, y Ricardo Bonilla, de Hacienda– están acusados de despachar maletines con miles de millones de pesos a los anteriores presidentes de Cámara y Senado, para aceitar los proyectos del Ejecutivo en el Capitolio.
El gobierno de Petro protagoniza un sonoro despiporre. A sus reiteradas derrotas en el Congreso se suman las muchas que acumula en la Corte Constitucional, que ha tumbado varias leyes impulsadas por Petro, y el Consejo de Estado, que le ha anulado decenas de decretos. Lo peor es el espectáculo de balacera en ascensor entre ministros y exministros petristas. A las gravísimas denuncias de la saliente minjusticia, se agregan las cartas del excanciller Álvaro Leyva en que asegura que los “muy erráticos y censurables estados y comportamientos” del Presidente se deben a que “está enfermo” y sufre de una “adicción”, un tema que, para vergüenza de Colombia, ya le dio la vuelta al mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario