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Benedetti apuesta un millón de pesos a que se queda con el disputado cargo de Sumo Pontífice. Sabiendo de sus artimañas para conseguir cargos (tanto para él como para otros, desde la presidencia para abajo), hay que tomar en serio sus amenazas. Al parecer, la Fiscalía no se opone. Su jurisdicción no incluye el Vaticano.
El rival más serio de Benedetti es Polo, el cardenal negro que favorecen las profecías.
También dijo Benedetti: “Me importa un culo lo que diga Nostradamus desde que dejó de ser mi secretario”.
A Nostradamus le ofendería más la vulgaridad que las dudas respecto a su profecía del papa negro.
Lo importante es señalar que el nombramiento de Benedetti libraría a la Iglesia de su propia extinción. Así lo comenta en privado el propio candidato, en total estado de modestia y embriaguez.
Un periodista le hizo saber las humildes palabras de otro contrincante, Donald Trump: “Me gustaría ser papa. Esa sería mi opción número uno. Creo que sería un gran papa. Nadie lo haría mejor que yo”.
Benedetti soltó una de sus floridas expresiones: “Me vale verga”.
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