LA POESÍA
Durante la mayor parte de mi juventud amé la poesía con un corazón desbordante y, de hecho, aún lo hago. Compro y leo mucha poesía, tengo estanterías llenas de libros de poesía. Ya no puedo escribirla. No estoy seguro de haber escrito poesía del todo bien. Pero, de todos modos, lo hice con gran dedicación durante años.
Lo que hizo por mí fue permitirme prestar gran atención a las frases individuales, a las palabras individuales, a las cadencias de las oraciones mientras se movían por la página. Me hizo mucho más consciente lingüísticamente de lo que habría sido de otra manera. También me hizo ser más consciente de la forma en que la escritura sonaba al oído. Hay escritores que leo a veces y que se nota que no tienen ni idea de cómo suena su trabajo. Pueden ser muy, muy buenos escritores, aunque su obra sea realmente muy fea.
Para elegir un caso que no va a herir los sentimientos de nadie ni a insultar a nadie, Theodore Dreiser fue un gran ejemplo de esto. Escribía frases feas, y se nota que el sonido del lenguaje no significaba nada para él. Es un poco penoso de leer, pero sin embargo es un maravilloso y gran escritor americano.
POETRY
by Peter Straub
I did love poetry with a full, overflowing heart for most of my young manhood and, in fact, still do. I buy a lot of poetry; I read a lot of poetry; I have shelves full of poetry books. I can’t write it anymore. I’m not quite sure that I wrote poetry at all well. But anyhow, though, I certainly did it with great dedication for years.
What it did for me was to allow me to pay great attention to individual phrases, individual words, to the cadences of sentences as they moved across the page. It made me far more linguistically aware than I would have been otherwise. Also, it made me more aware of the way the writing sounded in one’s ear. There are writers who I read sometimes that you can tell have no idea how their work sounds. They can be very, very good writers, although their work is actually very ugly.
To choose a case that’s not going to hurt anyone’s feelings or insult anybody, Theodore Dreiser was a great example of this. He wrote ugly sentences, and you can tell the sound of the language meant nothing to him at all. It’s a little punishing to read, but nonetheless he is a marvelous and great American writer.
Salon, February 15, 2016
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