DIARIO
1949
23 de mayo
Demasiado abrumado, estos últimos días, para conservar el deseo de anotar nada. Pero ni dolores ni angustias. Y casi llegaba a aceptar la idea de terminar así, en una especie de embrutecimiento alelado. Todavía no sé, en absoluto, si voy hacia una convalecencia. No es cuando un miembro ha muerto de frío, cuando se sufre; sino cuando la vida vuelve a él. Hoy, inquietud… análoga a los latidos y al hormigueo en los dedos que se reaniman.
27 de mayo
Acumulación de los días en la clínica; amasijo confuso de más de un mes; vacilando entre la mejora y el empeoramiento. Serie de días ocupados casi únicamente por la lectura. Especie de ciénaga desértica, con el cotidiano oasis, inesperadamente encantador, de las visitas regulares del incomparable amigo que ha sido para mí, durante este largo tiempo de purgatorio, Roger Martin du Gard. Su mera presencia ya me apegaba a la vida; se adelantaba a todas las necesidades de mi espíritu y de mi cuerpo; y, por más lúgubre que fuera mi estado de ánimo antes de su llegada, me sentía prestamente reanimado por sus palabras, y por la atención afectuosa con que acogía las mías. No sé si alguna vez en el pasado he podido sentir mejor el inefable beneficio de la amistad. ¡Y qué renuncia (excesiva incluso) a su interés propio, a sí mismo! ¡No, no! La religión no obtiene nada mejor, ni con tanta naturalidad. […]
31 de mayo
En Saint-Paul [-de-Vence], ¡por fin! ¿Me atreveré a confesar ahora que no tenía sino una débil esperanza de salir vivo de la clínica? Aquí, ¡qué tranquilidad! Ha caído la noche. No hay otro ruido que el croar rítmico de las ranas. Después, como obedeciendo a un misterioso signo u orden, todas se callan a la vez; luego todas vuelven a croar a coro.
4 de junio
Algunos días me parece que si tuviera a mano una buena pluma, buena tinta y buen papel, escribiría sin dificultad una obra maestra.
10 de junio
Hugo se complace en hacer rimar dos sonoridades diptongas, de las que una cuenta como dos sílabas, y la otra como una. Noto de paso:
Qu’un vin pur fasse fête aux poulardes friandes!
Et que de cet amas de fricots et de viandes…
[¡Que un vino puro festeje las sabrosas pulardas!
Y que de este amasijo de carnes y de guisos…]
Y que de este amasijo de carnes y de guisos…]
Ya había observado otras.
Estas líneas insignificantes datan del 12 de junio de 1949. Todo me invita a creer que serán las últimas de este Diario.
* * *
Gide muere el 19 de febrero de 1951 en su domicilio de la rue Vaneau, número 1 bis, de París.
[Firmado] André Gide, 25 de enero de 1950.
* * *
Gide muere el 19 de febrero de 1951 en su domicilio de la rue Vaneau, número 1 bis, de París.
No hay comentarios:
Publicar un comentario