sábado, 25 de enero de 2020

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Triunfo Arciniegas

BURRO QUE ES UNO
25 de enero de 2019


"La fidelidad es propia de los más inteligentes", asegura el científico colombiano Rodolfo Llinás, director del departamento de psicología y neurociencias de la Universidad de Nueva York.

Burro que es uno, dirá quien recibió la pedrada. Según Llinás,  puede afirmarse que al hombre infiel no le alcanza la inteligencia para mantener una relación limpia: no da la talla, no tiene el nivel de evolución requerido. En otras palabras, es infiel simple y llanamente por burro, porque no piensa o ni siquiera se da cuenta que puede echar a perder la golosina.

Bromas aparte, el primitivo cerebro de los reptiles hace que busquen la presa cuando están hambrientos, ataquen para defenderse o se apareen cuando quieren reproducirse. Puro instinto. El animal con sus funciones básicas.

Y así se comporta el hombre, como una bestia que busca a la hembra para saciar sus instintos. Se diría que sigue en las cavernas y apenas acaba de descubrir el juego.

En las cantinas de la costa colombiana no es extraño ver grupos de hombres hablando con orgullo de machos de los numerosos hijos que han tenido con diversas mujeres, el uno con diez o diecisiete como el Coronel Aureliano Buendía, el otro con veinte o tal vez con más, con treinta y pico, como cantante de vallenatos, pero se les olvida precisar que no han respondido por ninguno, que preñaron a las mujeres y se perdieron del mapa. Estos hombres siguen campantes, felices, reproduciéndose como conejos, mientras los hijos siguen bajo el precario amparo de sus pobres madres, bastardos que tienen que levantarse en la vida como un milagro y qué tal vez repitan la vergüenza de sus desconocidos padres.

Y al otro extremo de la cuerda, como un texto bendito, las bellas palabras de Rodolfo Llinás: “El amor eterno es como un baile infinito de neuronas entre dos personas inteligentes”.

Este texto tan burro, y qué pena con el doctor Llinás, se autodestruirá en cinco segundos.



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