PETRO EL INCENDIARIO II
La apuesta petrista pasa por aprovechar que, en medio de las protestas, grupos de encapuchados y personajes como la tristemente célebre Epa Colombia destruyan estaciones de TransMilenio, vitrinas comerciales, sucursales bancarias y edificios públicos. Incluye hacer colapsar el sistema de transporte con la toma de estaciones y el bloqueo de avenidas. Y, como puede ocurrir en estos casos, usar cualquier exceso de la Fuerza Pública para llenar una lista de mártires que despierte solidaridad con la insurrección.
En esto, Petro no ha tenido suerte. Por muy mal que hablen del Esmad, es mucho más profesional que los antidisturbios de otros países, que causaron decenas de muertos al reprimir las manifestaciones. El caso de Dilan Cruz no ha sido, como hubiesen querido los petristas, regla sino excepción. Además, las marchas han languidecido en cuanto a la cantidad de manifestantes, y se han vuelto casi inexistentes en ciudades distintas a Bogotá.
La violencia sí se ha mantenido, como lo comprobó la alcaldesa de la capital, Claudia López, este martes: media docena de estaciones de TransMilenio sufrieron graves daños por vandalismo, y hubo grandes destrozos en decenas de comercios y vehículos. Aparte de arrinconar al régimen, la apuesta de Petro pasa por golpear a la izquierda que no cree en la insurrección, lo que incluye a López, a Sergio Fajardo y a Jorge Robledo –quien ya lanzó su candidatura para 2022–, entre otros.
El tiempo, 25 de enero de 2020
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