jueves, 15 de diciembre de 2022

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Triunfo Arciniegas
PINOCHO
14 de diciembre de 2022

Pinocho, de Collodi, es uno de los libros más maravillosos que he encontrado en la vida. Lo leí en casa, solo, y me divertí muchísimo, y luego lo repetí completo con mi grupo favorito en mis tiempos de profesor de escuela, página tras página, con todo el dramatismo, con cambios de voz, comentarios propios y ajenos, mezclando personajes y alumnos, sin detenernos un instante hasta concluir el capítulo de turno, y descubrí entonces que era un libro extraordinario, más profundo de lo que creía, más conmovedor e incluso más divertido.

Collodi creó un personaje inmortal, tal como hicieron Bram Stoker y Lewis Carroll con Drácula y Alicia. Estos personajes tienen tal fuerza, tal magia, que se integran al imaginario colectivo. Don Quijote y Sancho, Emma Bovary, Susana San Juan, el coronel Aureliano Buendía y otros tantos hacen parte de nuestra vida y han llegado a conmovernos tanto o tal vez más que ciertas personas de carne y hueso.

Con razón Italo Calvino dijo que el mundo no se podía concebir sin Pinocho. Casi que no importan los sucesos cuando el creador encuentra un personaje de tal profundidad. Pinocho es bondadoso, complejo, pícaro, polémico, algo ingenuo, tan curioso como un gato, y comete infinidad de errores y torpezas en su recorrido por esta tierra de nadie, aunque por supuesto terminará encontrando la redención. Valdría la pena citar unas líneas del libro, un diálogo que se me antoja maravilloso:

-Pero, dime, ¿estás realmente seguro de que en ese país no hay escuelas?
-Ni rastro de ellas.
-¿Y tampoco maestros?
-Ni siquiera uno.
-¿Y no hay obligación de estudiar nunca?
-¡Nunca, nunca, nunca!
-¡Qué hermoso país! -dijo Pinocho, sintiendo que se le hacía agua la boca-. ¡Qué hermoso país! ¡No he estado ahí nunca, pero me lo imagino!

Guillermo del Toro capturó la esencia del personaje y armó para Netflix una película extraordinaria, muy distinta de la espantosa versión de Walt Disney. Agregó sucesos y ambientes que Collodi jamás imaginó, y dejó por fuera otros, como las transformaciones, pero no importa. La angustia y la desesperación del padre como el destino final de Pinocho y la cosa política son aportes del director. Collodi y Benito Mussolini, personaje de la película, en realidad nunca se cruzaron. Pinocho (1881 - 1883) es anterior al nefasto dictador, que apenas tenía siete años cuando el escritor dejó este mundo, en 1890.

Pero creo que Collodi, inteligente y sabio, estaría contento con el trabajo de Guillermo del Toro. Los veo en un bar, bebiendo vino, muertos de risa, festejando la vida y los prodigios de la imaginación.



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