martes, 10 de junio de 2025

Un escritor / Frederick

 

Frederick Forsyth

FREDERICK FORSYTH

(1938 - 2025)

A los  86 años, muere en Londres el escritor británico Frederick Forsyth, autor de ‘El día del chacal’ y una veintena de obras.

Fue espía, tuvo amores con Faye Dunaway, se casó dos veces, dominaba cinco idiomas (inglés, español, alemán, francés, ruso) y vendió setenta y cinco millones de ejemplares.

Escribió ‘El día del Chacal’ (Premio Edgar Allan Poe y una de las cien mejores novelas de misterio de todos los tiempos) en 35 días.  Escribe Jacinto Antón en El País: “Ahí está el final de Chacal, la novela de 1971 que le lanzó al estrellato (incluso se anunciaba por televisión al publicarse en España, algo insólito entonces, en 1973, con ¡Oh Jerusalén!, el libro crónica de Dominique Lapierre y Larry Collins), con el asesino profesional al servicio de la OAS del que solo conocemos su significativo apodo (luego tomado por otros) acodado en la ventana apuntando su artesanal rifle de francotirador a la cabeza de De Gaulle mientras el policía que lo persigue irrumpe en el piso franco pistola en mano. El Chacal ha conseguido hacer un primer disparo y ha fallado por la extravagante (para él) costumbre francesa de dar dos besos (al receptor de una medalla), lo que ha sacado la testa del general de la línea de tiro; está a punto de efectuar el segundo disparo, pero lo hace, girándose, al abrirse la puerta a sus espaldas, sobre el agente que acompaña al policía, que acaba abatiéndolo a su vez. Ese pasaje, que leíamos sin respirar (muchos en la vieja edición de la colección Reno de Plaza & Janés), marcó toda una forma de concebir la literatura policial o de espías, y la novela de suspense y de aventuras en general”.

"No me interesan la fama ni la gloria, mi motivación literaria es vivir bien", dijo alguna vez. En los años noventa, cuando ya era un hombre muy rico, a los cincuenta y cinco, y vivía en una granja con su novia y quinientos corderos, confesó que escribir era un oficio aburrido, duro y solitario, y reveló algunos secretos: “El noventa por ciento de lo que cuento en mis libros está al alcance de cualquiera, bien en artículos de investigación o en revistas especializadas. Averiguar el diez por ciento restante depende de la curiosidad, en mi caso muy desarrollada, y de los contactos. Si tengo que describir un explosivo, acudo, por ejemplo, a un artificiero que desactiva bombas del IRA. Es el mejor de su clase en Europa occidental, y aprovecho sus conocimientos. Sólo me sentiría manipulado si alguien pretendiera que yo escribiera algo que no es cierto. Incluso si yo he creído que lo era. Otra cosa es suprimir pasajes peligrosos cuando he sabido demasiado de un tema. En Odessa explico cómo fabricar una bomba, pero añado un error para que no funcione. No quiero que nadie vaya por ahí volando cosas por mi culpa. También lo he hecho con ciertos métodos aplicados por fuerzas especiales del Ejército. En alguna ocasión me han pedido que no los describa para que el IRA, Irak o antes Rusia no los copiaran”.

Era millonario desde antes de cumplir los cuarenta y para entonces ya había publicado sus mejores libros: ‘El Chacal’, ‘Odesa’ y ‘Los perros de la guerra’. Así que tuvo tiempo de disfrutar de la buena vida. No estaba a la altura de John Le Carré ni mucho menos de Graham Green. Y él lo sabía: “Soy ligero, pero popular. Mis libros se venden”.


9 de junio de 2025


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