lunes, 12 de agosto de 2019

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Graham Greene y su amante Catherine Walston

Graham Greene
Biografía
ADULTERIO Y SANTIDAD 

Cuando Catherine Walston y Graham Greene se conocieron, a finales de 1946, él era ya un escritor reputado; ella una belleza de 30 años, extravertida y aficionada a usar sus armas de mujer con todos los hombres que se cruzaban en su camino. Demasiado dinero y demasiado tiempo libre, probablemente. Las relaciones con su marido -con el que había contraído matrimonio a los 18 años- habían entrado en un capítulo de estricta camaradería.Catherine Walston lo tenía todo para seducir a los hombres y Greene no fue una excepción. Cuando se conocieron, después de que Catherine le escribiera para pedirle que fuera su padrino de bautismo al convertirse a la fe católica, el autor de El poder y la gloria quedó deslumbrado. "Estoy enamorado de una mujer tipo Bacall" diría después.

En años de penuria económica, cuando el escritor vivía en Londres, mientras su esposa, Vivien Dayrell-Browning seguía en Oxford con sus dos hijos, la exhibición de vitalidad y riqueza de la señora Walston, para entonces madre de cinco hijos, era casi una provocación.

Según el biógrafo Michael Sheldon, los tortuosos caminos del placer pasaban, para la joven madre de familia numerosa, por una divertida inclinación a la corrupción de sacerdotes católicos. Pero era la propia noción católica de pecado la que le resultaba extremadamente excitante. El pecado y la redención, la posibilidad de caer, para elevarse más tarde hasta una altura casi mística.

Catherine Walston no fue la primera amante de Greene, pero su llegada arrasó completamente el paisaje de su vida. Entre finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, Greene le escribió casi diariamente, mientras daba forma a algunas de sus novelas más famosas. La amaba y al mismo tiempo detestaba su pecado. Su vida alcanzó ese punto de angustia morbosa que le hacía tocar el cielo con las manos un día y al día siguiente desear ardientemente la muerte. Durante todos esos años la idea del suicidio no se apartó de su cabeza.




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