Triunfo Arciniegas
Castillos
3 de diciembre de 2017
Podría estar en México. Suelo viajar desde finales de octubre a mediados de diciembre. Podría estar en Europa. Pero no. Estoy en casa. Y en estos días no hay un sitio mejor. En estos días no quiero estar en otra parte.
Tengo dos casas en dos ciudades, Cúcuta y Pamplona, y todas las semanas voy de una a la otra. Organizo la nueva casa y remodelo la antigua. Compré la primera hace apenas unos días, y la segunda hace veinte años. Mis casas, mis castillos. Aunque no son gran cosa, aunque no son ni serán mansiones, se me antojan castillos. Si fuese un señor medieval, mandaría hacer los fosos con caimanes y los puentes levadizos.
Detesto las visitas inesperadas y, en general, detesto las visitas. No me siento del todo bien en una casa ajena y ni siquiera en un hotel de cinco estrellas, territorios prestados, territorios fugaces. Es una delicia despertar en casa y saber que no tengo que abrirle la puerta a nadie en todo el día.
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