James Natchwey
FOTÓGRAFO DE GUERRA
No me hago ilusiones de estar a prueba de balas. Entiendo que lo que le pasa a la gente a la que fotografío también puede pasarme a mí y acepto el riesgo. Cuando me han herido, he intentado seguir trabajando tanto como he podido. En Irak tiraron una granada al todoterreno militar en el que iba y seguí fotografiando hasta perdí la consciencia. Cuando me dispararon en la pierna en Tailandia no fui al hospital hasta que terminé el trabajo. Al documentar la crisis de refugiados en Grecia, otra herida se me infectó tanto que pasé 16 días en cuidados intensivos y casi no sobrevivo. Volví a Grecia pocas semanas después. En los tres casos, tuve mucha suerte.
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