lunes, 8 de abril de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / Tres

 

Ilustración de Juan Brufel

TRES

Son tres sueños en uno. O uno solo, muy caótico, con tres espacios. El escenario del primero es una habitación con una ventana inmensa y ahora mismo tengo un viaje. Se acerca la hora pero no me decido a preparar el equipaje. No soy capaz de moverme. Ya debería estar en el aeropuerto. En vez de salir corriendo con lo que tengo puesto, espero que pasen unos minutos más para dar por perdido el vuelo.

Ahora voy conduciendo la camioneta con René y el resto de la familia. Se acerca el tramo más peligroso de la vía, donde tantos se han desbocado. Esquivo un camión y en la maniobra se desprende una llanta. La vemos acercarse al abismo. De pronto, como por arte de magia, gira en el aire y regresa al vehículo, desinflada. No es posible continuar: hay dos llantas pinchadas y un solo repuesto. En los alrededores no hay nadie que pueda auxiliarnos: ni montallantas ni taller de mecánica. Polvo y calor, como una película del Oeste. René dice que tendremos que tenemos que volver el lunes. Pienso en el otro viaje, el que dejé perder.

Estoy en casa de Lucy, una mansión muy acogedora, con ventanas de madera y muchas plantas. No recuerdo qué ha pasado antes ni cómo llegué. Sé que no nos hemos visto en años pero las cosas fluyen. Estamos muy relajados. Muy juntos. La madre de Lucy llega del mercado, asombrada por los precios. Unos niños se pelean por unos caramelos. Lucy dice que me quede a comer, pero no me parece. No quiero abusar. Nos sentamos fuera de la casa, frente a un amplio jardín, y Lucy me pide que no vuelva a perderme tanto tiempo. Estoy de acuerdo: no es bueno estar solo. “Sobre todos los domingos”, precisa Lucy. Debemos asegurar una manera de pasar juntos los domingos, no sólo los domingos, por supuesto, pero sobre todo los domingos. Está decidido. Le digo que hagamos un contrato por veinte años. “Treinta”, dice Lucy.

8 de abril de 2024






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