Valzhyna Mort |
Mi nuevo poemario «Music for the Dead and Resurrected» [Música para los muertos y resucitados] es un trabajo completamente bielorruso. Lo publicaré en bielorruso en Belarús cuando sea posible.
Estos últimos días he vivido totalmente en línea, en una Belarús virtual. Mi reloj interno cambió, no puedo decir qué trabajo tuve que realizar realmente durante estos días. Puede que tenga una versión ligera de estrés postraumático, ver a las personas hablar sobre la política estadounidense o vivir su día como si nada estuviera sucediendo en Belarús parece absurdo, hasta me enfurece. En los muchos años que tengo de vivir en el exterior, en muchas ocasiones me he sentido fuera de lugar, pero ese sentir lo estoy experimentando a un nuevo nivel. No quiero que se me acerque nadie que no esté prestando atención a BBelarús en este momento. Por supuesto, que todo esto es emoción en estado puro. Los estadounidenses no hicieron huelgas cuando murieron niños en jaulas en la frontera con México. Pero si puedo decir esto: estoy cansada de la curiosidad ignorante. Quiero ver empatía internacional.
Escribí una declaración en solidaridad con los bielorrusos y la envié a algunos editores. Quise publicarlo inmediatamente para que todos cesaran sus actividades para ver lo que está sucediendo en mi hogar. Cuando di clic sobre «enviar» y el texto escapó de mis manos, un gran temor me agobió. Me pregunté si en realidad había soñado lo que describí en mi declaración. Imaginé a alguien leyendo, alguien almorzando y diciendo «¡guau!, ella es lo méximo, está enfurecida y es emotiva», y temí que todo fuera un jugarreta de mi propia mente delirante.
Luego, mi teléfono sonó. Mi querida amiga me escribió vía Telegram desde Minsk: «Escuchamos disparos y explosiones. ¿Alguien en el exterior nos ve?».
‘Este es un movimiento partidario de una nación partidaria' / Reflexiones de la poeta bielorrusa Valzhyna Mort sobre la agitación de su país
My new book of poetry «Music for the Dead and Resurrected» is a deeply Belarusian work. I will publish it in Belarusian in Belarus when it becomes possible.
In these past few days I’ve been living entirely online, in a virtual Belarus. My body’s clock has shifted, I cannot tell what work I actually had to do during these few days. I might have a light version of PTSD – seeing people discuss American politics or going about their day as if nothing were happening in Belarus seems absurd and, more so, it enrages me. In my many years of living abroad, I’ve felt out of place many times, but this is a new level of that feeling. I do not want a single person who isn’t watching Belarus right now anywhere near me. Of course, this is all raw emotion. Americans didn’t go on strike when children died in cages on their own southern border. But I can say this: I’m tired of ignorant curiosity. I want to see international empathy.
Today, I’ve written a statement in solidarity with Belarusians and sent it out to a couple of editors. I wanted to publish it immediately so that everybody drops everything and sees what’s going on in my home. When I hit the “send” button and the text slipped out of my hands, a great fear overcame me. I wondered whether I had actually dreamed what I described in my statement. I imagined somebody reading it – somebody having lunch and saying “oh wow, she is too much, so angry, so emotional,” and I got scared that everything was just a trick of my own insane mind.
Then my phone buzzed. My dear friend was writing to me via Telegram from Minsk: “We hear gunshots and explosions. Does anybody outside see us?”
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