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Fyodor Bronnikov
Que murió de melancolía
dicen sus vecinos
Y me resisto a creerlo.
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Que murió de melancolía
dicen sus vecinos
Y me resisto a creerlo.
LÉON: THE PROFESSIONAL
"Léon: The Professional" (1994), dirigida por Luc Besson, es una película icónica del cine de acción y drama, una obra maestra de los años noventa. Narra la historia de Léon, un solitario asesino a sueldo que vive en Nueva York, y Mathilda, una niña de 12 años que se convierte en su protegida tras la muerte de su familia a manos de un corrupto agente de la DEA. La relación entre ambos, marcada por la necesidad mutua y una extraña amistad, crea una trama emotiva y tensa, con escenas memorables y actuaciones destacadas de Jean Reno como Léon, Natalie Portman en su debut como Mathilda, y Gary Oldman como el sádico villano. La película combina secuencias de acción con momentos de profunda introspección, explorando temas de soledad, moralidad y redención.
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Josephine Hart |
Josephine Hart
RESEÑAS
Valoro mucho las buenas reseñas; son un antídoto contra la soledad de escribir. La sensación de que alguien entiende lo que intentas hacer es alentadora; aunque escribir es una compulsión, uno seguiría de todas formas. En cuanto a las reseñas malas, y he tenido algunas horribles, sí, hieren, pero no fatalmente. Hasta ahora.
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'La solución final', el mural que ha aparecido en Roma con Hitler y Netanyahu besándose.
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Retrato de invierno Triunfo Arciniegas |
Triunfo Arciniegas
LAS HISTORIAS COMIENZAN CON LA EXPULSIÓN DEL PARAÍSO
Una conversación con Paula Andrea Baracaldo
28 de abril de 2025
¿Cuál considera que es el canon más limitante en la literatura infantil actual?
Diva Ortiz
La Real Academia Española, por medio de su sección ‘español al día’, que fue formada por filósofos y lingüistas especializados desde 1998, tienen como objetivo de ampliar y modernizar algunas consultas lingüísticas que llegan a la RAE por diferentes medios tradicionales o electrónicos.
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Ilustración de Mauricio Gómez Morín |
Diana Carol Forero
Circo
Alguna vez fui un circo
—de pueblo, claro—
con escaso público
Uno que otro curioso
Algunos ociosos
—morbosos los que más—
deambulaban por mi toldo
sin poder dar crédito a sus ojos
y a mi pasmosa versatilidad
Fui mimo y malabarista
Payasa, tragafuegos y titiritera
Fui saltimbanqui y zanquera
—había olvidado por entonces
que sufría de vértigo—
y levité a metros de altura
sobre el mundo y sus miserias
Fui acróbata y contorsionista
y mis amantes saboreaban
tan placentera habilidad
Fui tragaespadas y hasta equilibrista
danzando ebria de tristeza
sobre la hoja de una filosa navaja
Mujer bala, maga y trapecista
La señora forzuda
Y luego la escapista
Alguna vez fui un circo
Un freak show
Una feria del horror
Un carnaval suicida
Hoy acaso soy
reliquia de esa antigua gloria
Burdo rezago de magia
Cáscara rota de las horas fugadas
Sombrilla de colores
mustia y desvencijada
Vieja fiera enjaulada
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Fotografía de Flor Garduño |
Newton dijo alguna vez
que la fuerza de atracción
entre dos cuerpos
dependía de sus masas
y la cercanía entre los dos
No sabía
No podía saber que
aunque la vida me arrastra
incesantemente lejos de ti
cada vez gravito con más fuerza
a tu alrededor
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Siri Hustvedt |
LOS CHOPINES
Los chopines eran un tipo de calzado de plataforma que se usó entre los siglos XV y XVII, especialmente en Venecia y España. Estas zapatillas elevadas, hechas de madera o corcho, podían alcanzar alturas extremas, llegando hasta 50 cm en algunos casos.
Universo sorprendente / Facebook
Me masturbo con frecuencia, placenteramente, sin remordimiento ni mal gusto de boca. Por primera vez sé lo que es comer. Me he engordado dos kilos. Me entra un hambre frenética y la comida me produce un placer prolongado. No había comido nunca de esta manera carnal y profunda. Ahora sólo deseo tres cosas: comer, dormir y follar. Los cabarets me excitan. Quiero escuchar música estridente, ver caras, pasar rozando cuerpos, beber “Benedictine” ferozmente. Las mujeres hermosas y los hombres guapos despiertan fieros deseos en mí. Quiero bailar. Quiero drogas. Quiero conocer a gente perversa, llegar a la intimidad de ellos. Nunca miro los rostros ingenuos. Quiero morder la vida y que me desgarre. Henry no me da todo esto. He despertado su amor. Maldito sea su amor. Me folla como nadie, pero quiero más. Me voy al infierno, al infierno, al infierno. Salvaje, salvaje, salvaje.
Con el propósito de hacerse escritores participan en cuanto taller de escritura se les presenta y terminan digiendo talleres que cursan otros que se proponen volverse escritores y terminan dirigiendo talleres.
En 1996, en el furor de mi adolescencia, soñaba con ir al cementerio Père Lachaise para tomarme una foto en la tumba de Jim Morrison. Me imaginaba al lado de su estatua, con una sonrisa orgullosa de cumplir mi sueño. Ese mismo año me enteré, por un artículo que leí en la hemeroteca de la Luis Ángel Arango, que la estatua había sido robada ocho años atrás. Continué imaginándome en la tumba, pero el delirio de la foto desapareció porque faltaría la legendaria estatua, que era la razón por la que quería entrar a ese cementerio.
En eso pensé hace cinco minutos, cuando leí la noticia de que encontraron la estatua. Lo curioso es que no la buscaban. Probablemente nunca lo hicieron. Los policías, si es que se denominan de esa manera, allanaron una casa a causa de un fraude financiero. Imagino la cara de sorpresa de La Brigada Financiera y Anticorrupción al encontrarla en la sala. Supongo que alguno de ellos es (o fue) admirador de Morrison porque la reconoció y lo comunicó a sus superiores. Hubo llamadas, oficios, peticiones, órdenes, hasta que alguien dispuso que llevaran la figura a una estación de policía. Por ahora, nadie sabe qué sucederá con la estatua, atestada de dibujos y rayones que trazaron desconocidos durante treinta y siete años. Lo único que resuena en mi cabeza es la pregunta si mi deseo regresaría cuando la escultura retorne a su lugar. Y, lo que es más complejo: ¿tendré la oportunidad de tomarme la foto o será otro de los sueños que no se hicieron realidad?
21 de mayo de 2025
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Julio Cortázar |
Cuando escribí Rayuela yo era un ser totalmente anónimo, nadie me conocía o muy poco. Y lo escribí pensando como un hombre de 40 años que escribía para gente de 40 años, y resultó que esa gente no entendió gran cosa del libro. Las primeras críticas –porque eran ellos los que tenían la manija en los diarios– fueron terriblemente negativas. Fijate que la primera crítica de Rayuela que leí empezaba con la frase siguiente: “Si la imitación y el plagio son virtudes, Julio Cortázar es un gran escritor”.
– ¿A quién te acusaban de plagiar?
–A Joyce, por ejemplo, lo cual es una estupidez infinita. Pero te da una idea del mecanismo de resentimiento e ignorancia que funcionaba. En cambio los jóvenes, que no se planteaban este tipo de problemas, tuvieron un contacto directo con Rayuela, que sigue siendo un libro clave para ellos. De todo lo que he hecho, Rayuela es el libro mágico para ellos, en toda América Latina.
– ¿Y para vos?
–Para mí también, para mí también. Es el libro que yo me llevaría a la isla desierta".
[Fragmento de entrevista de Martín Caparrós a Julio Cortázar enn1983]
La agenda legislativa del Gobierno, su gran responsabilidad, suma un fracaso tras otro, y eso a pesar de la repartija de puestos y contratos del Ejecutivo para comprar congresistas
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George R.R. Martin |
Me encantan las tortugas, mi carrera como escritor comenzó con ellas. Vivía en Bayou, Nueva Jersey, en una casa de protección federal. No teníamos permitido tener perros. No teníamos permitido tener gatos. Las únicas mascotas que podíamos tener eran tortugas, pequeñas y adorables tortugas. Tenía un castillo de juguete. Podía meter dos tortugas en un tazón dentro del castillo. Pero el problema de estas mascotas es que mueren muy pronto. Esa fue mi primera fantasía: El Castillo Tortuga. Que precedió a Juego de Tronos muchos años antes.
CHIVATONES CUBANOS
En Cuba, los chivatones son el único recurso inagotable del sistema. Ni el tabaco, ni el ron, ni el turismo sexual tienen tanto margen de exportación como esa fauna entrenada en el arte miserable de delatar. No hacen huelgas, no se quejan de la libreta, no exigen derechos: vigilan al vecino, le cuentan los huevos, los bultos, los suspiros. Si alguien cocina con un poco más de sazón, no piensan en la miseria compartida, sino en joderlo. Prefieren ver a otro pasar hambre antes que aceptar que todos están condenados por el mismo verdugo.
Mientras el país se cae a pedazos, ellos construyen informes. Podrían ser un producto de exportación con denominación de origen: chivato cubano, afinado en la paranoia revolucionaria, fiel hasta la bajeza. Lo trágico no es que existan, sino que el régimen sabe que sin ellos, su teatro se desploma.
1. No seas original. No es necesario.
2. Para escribir hay que leer.
3. Escribir es crear imágenes.
4. El estilo es la capacidad de cada uno para elegir una palabra.
5. Tener paciencia ante la incomprensión.
6. Sin problemas, no hay historia.
7. Los best-sellers no son necesariamente malos.
8. No te fíes de los consejos de otros escritores.
Natalia Portman y Jean Reno
1. A pesar de su corta edad, Natalie Portman dejó tan impresionado a Luc Besson durante su audición que obtuvo el papel de Mathilda de inmediato. Su talento era innegable, incluso con solo 11 años.
2. Para convertirse en Léon, el solitario asesino a sueldo, Jean Reno se sometió a un entrenamiento físico riguroso. Su interpretación aportó una mezcla única de frialdad y ternura al personaje.
3. Aunque existía una gran diferencia de edad entre los protagonistas, la química entre Portman y Reno fue innegable. Su relación en pantalla es uno de los pilares emocionales de la película lo que la hace tan inolvidable.
4. Fuera de cámaras, Natalie y Jean desarrollaron una relación cercana. Ella lo veía como un mentor, y él la trataba con el respeto y la paciencia con la que un padre trataría a su hija.
5. Algunas de las escenas más emotivas de Léon: The Professional nacieron de la improvisación entre ambos actores. Esa libertad creativa permitió que afloraran momentos auténticos y profundamente humanos.
Eso es del Diablo / Facebook
Somos libres cuando escapamos de la ley de la necesidad, cuando gastamos nuestro tiempo haciendo lo que nos agrada. Si las necesidades se multiplican, gastamos nuestro tiempo haciéndolas. Pero los seres humanos son capaces de crear necesidades infinitas. Como resultado, el mercado nos domina y ocupa todo nuestro tiempo.
La humanidad necesita trabajar menos, tener más tiempo libre y estar más sobrio. ¿Por qué tanta basura? ¿Por qué cambiar de coche? ¿Cambiar un refrigerador?
La vida es única y pasa. La vida debe tener sentido. Debes luchar por la felicidad humana. No solo por la riqueza.
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Foto de Triunfo Arciniegas |
Pescaderas y viudas de pescadores. Y todas empezamos queriendo ser sirenas.
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Para los lapones, el oso es el rey de los animales. Los cazadores que lo matan deben vivir tres días solos, de lo contrario se los considera impuros
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Puso agua a hervir, arañando nerviosamente el cazo con el cucharón. Se vistió, consciente del chasquido de sus ropas. Se calzó los zapatos y oyó el roce de los cordones al atárselos. El cuchillo de la mantequilla rascó la tostada. Removió el café con una tintineante cuchara. No todo el mundo, pensó, está hecho para convivir con el silencio.
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Ella pensó: «Podría llevármelo a la cama y mandarlo de vuelta al amanecer, entre los juncos y los martines pescadores. Me gusta. Es fuerte, es duro, lo hará bien. Podría abrazarlo. Quizá hasta él podría abrazarme. Sería humano. Y, quién sabe, a lo mejor estos pueblerinos saben cosas que yo desconozco». Pero aquello iba en contra de sus principios
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Se sentó un rato junto al oso y leyó. La noche anterior había temido que el olor a sangre lo incitara a atacarla, pero hoy él era algo distinto: amante, dios o amigo. O quizá perro, porque, cuando tendió la mano, el oso se la lamió y restregó el hocico
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Movió las caderas: se lo puso fácil.
—Oso, oso —susurró, acariciándole las orejas. La lengua, no solo musculosa sino también capaz de alargarse como una anguila, encontró todos sus rincones secretos.
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El oso se sentó delante de ella, frotándose el hocico con la pata: parecía confuso. Luego bajó la vista para mirarse. Lou también miró. Despacio, mágicamente: la enorme polla se erguía despacio.
No tenía forma de tulipán, como la de los hombres. Era roja, puntiaguda e impresionante. Lou lo miró. El oso no se movió. Ella se quitó el jersey y se le puso delante a cuatro patas, en la postura animal
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Me ha desgarrado, pensó. ¿No es eso lo que querías, decadente putilla de ciudad?
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Envuelta en el pelaje del oso se sentía arropada en una cesta, acariciada por diminutas olas, protegida por el aliento de bestias amables. Sentía dolor, pero era un dolor dulce y agradable que no pertenecía al sufrimiento mental, sino a la tierra.
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Oso, llévame al fondo del océano. Oso, nada a mi lado. Oso, abrázame, envuélveme, nada conmigo
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Soy frágil. Para ti es fácil. Escarba y arráncame el corazón, una larva bajo un tronco. Arráncame la cabeza, oso mío
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Lou sentía que los había vencido, se sentía su heredera: una mujer que se frotaba los pies en el espeso pelaje negro de un oso era más de lo que ellos habrían llegado a imaginar. Más, incluso, que una victoria militar: esplendor.
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Amaba al oso. Había en él unas profundidades que Lou no podía sondear, que no podía palpar ni destruir con los dedos del intelecto. Se acostaba sobre su panza y él le daba golpecitos con las zarpas. Tocaba la lengua del oso con la suya y notaba su grosor. Exploraba sus encías, los dientes que eran casi colmillos. Le levantaba los negros labios con los dedos y le pasaba la lengua por el borde de las encías
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Se sentía perezosa y sucia. Tenía las uñas rotas. El oso y ella se pasaban el día sentados en el césped con pomposa ociosidad. Por la noche, holgazaneaban ante el fuego de arriba.
Oso y mujer junto al fuego. Los dos en cueros. El espeso pelaje lamiéndola de nuevo, las manos de ella en su pelo. Ahora Lou se bebía aquel olor
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Ahora sabía que lo amaba. Un amor tan extravagante que el resto del mundo se había convertido en un estrecho nudo sin sentido, salvo por el paisaje que, neutral y ajeno a ellos, gozaba de sus propios orgasmos de verano
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Acunó en las manos los huevos grandes, peludos y asimétricos, jugó con ellos, los deslizó suavemente en el escroto mientras él la lamía. La polla no salió de su funda larga y cartilaginosa. Me da lo mismo, pensó, no pido nada. No tengo que complacer a nadie. Qué más da si no te excito, te quiero y basta
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Era propensa a las crisis de fe
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