ME VIOLABA Y ME SECABA LAS LÁGRIMAS
El testimonio de Cristina Pérez
1
Se ofreció a ayudar a mi madre dándole clases particulares por las tardes a mis hermanos mayores. Venía a casa mientras mi madre trabajaba. Los sentaba en la cocina y les obligaba a estudiar y no levantar la cabeza de los libros. Tenía una sonrisa contagiosa, a veces iba vestido de negro y otras de normal. Siempre me traía una piruleta y, por eso, yo tenía ganas de que viniese por las tardes.
2
En esos momentos me decía que quería ser muy amigo mío, pero que tenía que ser una cosa solo entre nosotros. Yo no sabía qué era un secreto a esa edad. Él me repetía que trabajaba con Dios y la virgen María. Poco a poco fue tocando mis partes íntimas por encima de mis braguitas de perlé.
3
Empezó a enseñarme su pene y me amenazaba diciéndome cosas como: ‘Si lo dices le quitarán tus hermanos a tu madre’ o ‘si lo cuentas, a tu madre la pueden matar. Luego, más adelante, cuando yo era un poquito más mayor, empezó a violarme en un cuarto aislado que había en casa. Recuerdo que me dolía mucho. Si lloraba mientras me penetraba, me volvía a amenazar.
4
Me desnudaba, me violaba y me limpiaba las lágrimas mientras me decía que con eso iría al cielo.
***
Un caso de pederastia en el elitista colegio de El Pilar y una carta de perdón que nunca llegó: “Me violaba y me limpiaba las lágrimas”
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