Salman Rushdie |
Salman Rushdie
HERIDAS
1
Yo no había muerto. Estaba en el quirófano con un equipo de cirujanos trabajando simultáneamente en las diversas heridas de mi cuerpo. El cuello, el ojo derecho, la mano izquierda, el hígado, el abdomen. Los tajos en mi cara -frente, mejillas, boca- y en el tórax. La operación duró unas ocho horas. ( p. 60)
2
No creo en milagros pero es milagroso que haya sobrevivido. (p. 74)
3
Lo peor que Eliza tuvo que ver fue lo del ojo. Una enfermera venía cada hora a humedecerme el ojo con una solución salina; lo tenía muy distendido, medio salido de la cuenca, el párpado no conseguía cerrarse y el ojo se iba secando. Había mucho por lo que llorar pero ninguna lágrima. (p. 78)
Salman Rushdie
Cuchillo
Random House, Bogotá, 2024
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