Triunfo Arciniegas
LA GUERRA DE LA TILDE
Bogotá, 3 de octubre de 2023
Según entiendo, los académicos se están agarrando de las greñas por el uso o la eliminación de la tilde de solo. No deberían mencionarse las greñas en un salón de venerables calvos. Pero lo cierto, lo que de verdad importa en esta tierra de donde no nos llevaremos nada, es que sólo deberíamos tener esta clase de guerras, apasionadas pero sin muertos, sin la ambición por el petróleo ajeno o la ilimitada extensión del territorio. Sin corrupción, sin la podredumbre de los políticos y su descarada ambición por el poder, sin mentiras ni artimañas, sin asesinos que despojan al otro hasta de un pinche reloj y su bien más preciado, la vida misma, todo al mismo tiempo. Pelear por una tilde o una coma tiene una belleza que jamás alcanzará el acto de aplastar a otro.
Salinger le quitó la amistad a un amigo que se atrevió a eliminar una tilde suya en The New Yorker. Sé el nombre de ese amigo, que luego escribió una biografía sobre Hemingway, pero no vale la pena recordarlo. Nos importan Salinger y Hemingway, y punto. Cioran dijo que mataría por una coma. ¿Mataría o moriría? ¿Fue Cioran? A los filósofos se les ocurren tantas fantasías.
Este texto es una fantasía. La vida es despiadada. Siempre lo ha sido. El hombre es cruel. Siempre lo fue y siempre lo será.
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