miércoles, 18 de octubre de 2023

Casa de citas / Andrés Felipe Solano / Adania Shibli

 





Andrés Felipe Solano
ADANIA SHIBLI

En el 2008 conocí a Adania Shibli durante una residencia literaria en Corea. Fueron seis meses en los que vivimos frente a frente en un dormitorio para profesores universitarios. A veces, en las noches sobre todo, cuando ninguno de los dos podía escribir o estaba aburrido, nos hacíamos visita. Yo le trataba de explicar el desastre colombiano de los últimos cincuenta años y ella me trataba de explicar el desastre palestino de los últimos cincuenta años. Al final de estas conversaciones quedábamos exhaustos o mudos por unos minutos, pero pronto nos daba un ataque de risa por una tontería. A ambos nos unía la desconfianza por cualquier tipo de solemnidad o autoridad, viniera de donde viniera. La generosa Adania me llevó por primera vez a la Cinemateca de Seúl a ver películas de Hou Hsiau-Hsien y Edward Yang. Y como si supiera que me terminaría quedando en Seúl, también me presentó a sus amigos escritores coreanos, que luego se convirtieron en mis amigos. 


Años después fui a Israel y pasé un tiempo en Jaffa, una de las 8 “mixed cities” o zonas donde árabes y judíos viven juntos, en teoría. Bastaron pocos días en Jaffa para entender mejor lo que ya me había contado Adania.

La feria de Frankfurt canceló hace unos días un evento donde le iban a entregar un premio por “Un detalle menor”, una novela que ya antes había sido nominada al National Book Award y al Booker Prize. Me siento triste por Adania, que no hable es una derrota. Se ha perdido la inmensa oportunidad de oír una voz serena pero inquebrantable. Y sobre todo libre, una voz que solo está al servicio de su literatura.



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