Joan Collins
PASADO IMPERFECTO
Nací en una maternidad de Bayswater en la zona norte te de Londres un 23 de mayo, en un momento ubicado entre el final de la Gran Depresión y el comienzo de la guerra. "Una mujer que revela su edad puede revelar cualquier cosa". Eso dijo Oscar Wilde. Y yo estoy de acuerdo con él". Son palabras francas y directas de Joan Collins (Alexis, para los televidentes del domingo por la noche) en su libro "Pasado imperfecto", recientemente publicado en castellano por Emecé y en el cual, lo cierto es que la afamada actriz revela prácticamente todo, menos su edad.
Todo comenzó cuando tenía 17 años, ya quería ser actriz, andaba loca por el actor Lawrence Harvey y una noche fue violada por un hombre maduro llamado Maxwell Reed, quien además de actor y aventurero, resultó sádico y amargado: la llevó a su apartamento, le suministró una droga en la bebida y la usó repetidamente hasta cuando la muchacha, asqueada de ella misma, se marchó a su casa sintiéndose sucia y humillada.
Una hora más tarde, mientras atravesaba Londres en la madrugada, llegó a una dramática conclusión: ya no se sentía una niña, pero tampoco era una mujer.
El episodio anterior es apenas una muestra de lo que para muchos es un entretenido inventario de todos los hombres que han sido amantes de la Collins y que desfilan por el libro con la misma rapidez con que pasaron por su vida. El libro reconstruye todos los romances que ella protagonizó, con descripciones que han provocado más de una protesta, sonrisas burlonas, sonrojos y, por supuesto, más de una pelea conyugal por tantas infidencias.
El propósito de "Pasado imperfecto" es no dejar por fuera ningún nombre propio y describir detalladamente las camas, las habitaciones, las ciudades, las atmósferas y hasta los efectos sonoros que enmarcaron cada aventura de la autora.
Queda claro, desde el principio, que la Collins es un personaje complejo. Y la primera evidencia de esto es que la joven aspirante a actriz decidió casarse, a pesar de la oposición de sus padres, con su violador, siete meses después de haber pasado con él la noche en su apartamento. El matrimonio -no podía ser de otra forma- resultó un fracaso y al poco tiempo, como si se tratara de un acto de justicia divina, él quedó semiparalizado por una hernia discal y se convirtió según ella, en el protagonista de ridículas escenas, intentando hacerle el amor en diferentes posiciones. La situación, que de por sí ella consideraba degradante, llegó a asquearla cuando Reed trató de venderla por diez mil dólares a un jeque árabe.
EL ACOSO
Todo esto coincidió con el momento en que ella comenzaba a recibir las primeras ofertas para filmar. Antes de eso, había sido bailarina, modelo de revistas de amor y otras publicaciones para secretarias y mujeres aburridas, y frecuentaba los clubes de jazz de la capital británica. Había aparecido además en dos pésimas películas, Lady Godiva Rides Again y The Woman's Angle. Todos la asediaban, todos querían llevársela a la cama, pero ella se defendía con relativo éxito. Obtuvo entonces su primer papel de importancia en Judgement Deferred y luego filmó con Dirk Bogarde I Believe in You.
Pero seguir ascendiendo costaba mucho trabajo. Una mañana, en la oficina de Budy Adler, quien llegaría a ser uno de los grandes jefes de la Fox, él la colocó contra la pared e intentó poseerla. Ella lo rechazó y, de carambola, perdió otra película importante. Fue entonces cuando Reed, el violador, apareció. Después de separarse de él, filmó "Tierra de faraones", con guión de William Faulkner, para la cual tuvo que colocarse un diamante falso en el ombligo, ante las protestas de los censores.
Pese a estos primeros éxitos, los problemas continuaron. Reed la chantajeaba con unas fotos que le habia hecho desnuda y le exigia dinero todas las semanas. La Collins se fue a vivir con Sidney Chaplin, hijo del gran cómico, filmó con Bette Davis "La reina virgen", conoció a Marylin Monroe y se fue a Hollywood, por primera vez, con Chaplin, convirtiéndose en el más grande peligro para las esposas decentes, según los comentarios de las columnistas de chismes. Su fama de vagabunda -como ella misma la llama- la seguía a todas partes. Ella había descubierto que en el mundo había algo que le hacía perder la cabeza: el sexo con hombres guapos.
En estas circunstancias, sus relaciones con Chaplin no podían durar.
Al poco tiempo se enredó con Arthur Loew, hijo de un productor de cine, y conoció a James Dean, a quien acompañó una noche en una carrera suicida por las autopistas que rodean Los Angeles, a 180 por hora en su Porsche plateado. Meses después, filmo The Opposite Sex, donde encontró el embrión de lo que años después sería el papel de Alexis. Durante el rodaje y siguiendo el guión, hubo algunas peleas con la actriz June Allyson y muchos dirían que los golpes habían sido reales. En The Opposite Sex existe una famosa escena en una bañera llena de agua espumosa que la Collins recuerda así: "Como las burbujas no duran mucho tiempo, los asistentes tenían que agregar constantemente una mezcla de detergente para lavar los platos y Lux en escama. Al final del primer día, mis asentaderas estaban rosadas y relucientes. Al segundo día estaban lastimadas e hinchadas.
Al tercer día, cuando finalmente comenzamos a filmar, estaban en carne viva".
Y continúa el ramillete de aventuras: filmó con Richard Burton "La esposa del mar" y rechazó el intento de seducción del actor, mientras su esposa Sybil se encontraba a pocos pasos, durmiendo en su cabaña.
Luego es el productor Darryl Zanuck, padre del que hizo "Tiburón", quien la colocó contra la pared, la acarició, le habló del tamaño de su genital, comenzó a poseerla a través de la ropa y ella escapó como pudo. Esto sucedió mientras filmaba "Isla en el sol", rodaje durante el cual se enamoró de Harry Belafonte, con quien sin embargo fue incapaz de hacer el amor, porque sabía que toda la compañía estaba esperando que sucediera precisamente eso, para poder regar el cuento de que Joan Collins había hecho el amor con un negro.
Meses después, rompió lo que quedaba de su relación con Loew y se dedicó a salir durante varias semanas con Ricky Hilton, el primer marido de Liz Taylor. Más adelante rodó en el Japón con Robert Wagner, con quien también se fue a la cama. Del imperio de oriente le sorprendió la sumisión erótica de las mujeres: para la Collins, la mujer debe tener derecho a escoger con quién acostarse, sin inhibición alguna.
Joan Collins y Warren Beatty |
DE ENGLUND A BEATTY
Conoció luego a George Englund, un empresario estrella y productor norteamericano que le presentó a quien habría de convertirse en uno de los grandes amigos de la actriz: Marlon Brando. La prensa les atribuirá un romance que la Collins niega, asegurando que su verdadero amor entonces era Englund, con quien las cosas no eran fáciles pues se estaba divorciando, después de 7 años de matrimonio. Zsa Zsa Gabor le presentó por aquellos días a Rafael Trujillo, hijo del dictador dominicano, y con él sostuvo un apasionado y fugaz romance, que se inició cuando Trujillo la invitó a su yate de 350 pies, le ofreció una cena íntima, la embriagó y le propuso que hicieran el amor.
Trujillo le regaló un collar de diamantes, Englund se enteró, la insultó en público y le arrebató el collar. Más tarde ella fue y compró uno barato y en una escena hipócrita, junto al mar, lo arrojó al agua, convenciendo a Englund de que había lanzado el verdadero. Pero sus relaciones con Englund iban de mal en peor. Para aquellos días, conoció a Gregory Peck, quien fue bastante tímido y se limitó a enseñarle a montar a caballo. Fue la antesala de uno de los romances más importantes de la vida de la Collins: en 1959 conoció a Warren Beatty, quien apenas comenzaba su carrera y era conocido como el hermano de Shirley MacLaine.
"Tendría 21 ó 22 años -recuerda la Collins. Cabello castaño ligeramente ondulado, que llevaba un poco más largo que lo que era la moda una mandíbula cuadrada del tipo de Clark Kent con un hoyuelo estilo Kirk Douglas en el mentón... ojos verdes algo pequeños, pero una bonita nariz respingada y una boca sensual".
De esos años, ella recuerda un detalle curioso: que las dos grandes obsesiones de Beatty eran hablar por teléfono y hacer el amor, muchas veces al mismo tiempo. A los pocos meses, el vigor del joven actor comenzó a agotarla. Quedó embarazada. "¿Cómo sucedió?", preguntó Beatty.
"Fue el mayordomo", replicó ella sarcásticamente. Temiendo que esto perjudicara sus carreras, decidieron abortar, en una época en que esa decisión era mucho más difícil de tomar que ahora. Lo afrontaron como un par de niños asustados y ella tuvo pesadillas durante varios días.
La carrera de Beatty iba en ascenso y la de la Collins en descenso. Fue entonces que Liz Taylor, lista para filmar "Cleopatra", cayó enferma y el papel le fue ofrecido a la Collins. Por superstición y solidaridad, ella rechazó la oferta en un gesto que la Taylor nunca agradeció. Mientras tanto, la relación con Beatty continuó por dos años más, hasta cuando ella conoció a Anthony Newley, compositor y empresario inglés de obras musicales.
Con él, tuvo en 1963 su primera hija, Tara. Se había decidido a tener hijos y deseaba completar la pareja pero en su segundo intento, perdió al bebé y debió esperar hasta 1965 para ver nacer su segundo hijo, Alex Anthony.
Pero sus instintos maternales en ebullición no la habían hecho olvidar a los hombres. Se enredó con Ryan O'Neal y con varios amigos de la farándula, reiniciando su colección de hombres a la que se suman Frank Sinatra, Sammy Davis y Peter Law ford. Poco antes de tener su tercera hija, Katy, en 1972, se separó finalmente de Newley, tras un matrimonio accidentado, pero duradero: 7 años.
Vino entonces su encuentro con Orson Welles, con quien se enfrentó en una pelea que dio mucho que hablar a las columnistas, pues el actor y director, completamente borracho durante el rodaje que hacían de una serie de televisión, la insultó en el set.
De esos días data su amistad con Peter Sellers, quien apareció cuando la actriz se encontraba atravesando uno de los peores momentos de su vida: sólo la contrataban para series baratas de televisión y vivía profundamente deprimida. Llegó incluso a verse obligada a recurrir al seguro de desempleo. Sólo la salvó su hermana, Jackie, quien se había convertido en la gran cronista del Hollywood pervertido y acababa de publicar dos libros de enorme éxito: The Stud y The Bitch, que son llevados a la pantalla, con la Collins como protagonista.
Pero este segundo aire en su vida se vio interrumpido por el accidente automovilístico que sufrió Katy, su hija menor, quien quedó en estado de coma en un hospital. La Collins se trasladó a los parqueaderos del hospital y pasó varios meses viviendo en una casa rodante. Para el público, que tenía de ella la imagen de una mujer mala, que sólo pensaba en acostarse con hombres guapos, se sorprendió ante los sacrificios de esta madre que renunció a varias películas para estar cerca de su hija, que comenzó poco a poco a recuperarse.
Joan Collins |
En 1981, se produjo su ingreso al elenco de "Dinastía", serie que durante su primera temporada había permanecido en el puesto 45 de los ratings y que saldría adelante después de contratarla. Entre las anécdotas de la filmación de la serie, la Collins recuerda una de las escenas más populares: cuando Cecil Colby, haciéndole el amor, muere encima de ella. Dos censores de la cadena cuidaban que el cuerpo desnudo de la actriz no se viera, las tomas fueron repetidas muchas veces, ya que el actor sabía que era su última aparición en la serie. Ella, como siempre le había sucedido con las escenas eróticas, no se sentía excitada sino divertida y se moría de la risa, con lo cual los cortes del director se repetían uno tras otro.
Con "Dinastía", la actriz se ha convertido en uno de los personajes más odiados por el público. Un día, al detenerse en un semáforo, un grupo de niños entre 7 y 8 años le gritó alborozadamente: "Alexis, te odiamos". Incluso en Colombia se ha presentado este tipo de reacciones, como en el caso del graffito sobre la carrera 30 de Bogotá que dice: "Fuera Alexis de Dinastía". Ella asegura al final del libro que ha decidido afrontar esa situación y asumir el papel que le ha sido impuesto. Todo esto antes de la frase de la última página: "Mi pasado no fue perfecto... ¿hay alguno que lo sea?... pero por cierto no fue aburrido".
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