domingo, 7 de febrero de 2021

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La ciudad y los perros
Mario Vargas Llosa

 

Mario Vargas Llosa
SOBRE LA CREACIÓN

Lo mío es un proceso mucho más lento. Al principio es algo muy nebuloso, un estado de alerta, una cautela, una curiosidad. Algo que percibo de forma imprecisa y vaga despierta mi interés, mi curiosidad y mi entusiasmo, y entonces se plasma en el trabajo, las anotaciones, el resumen del argumento. A continuación, cuando ya tengo el esbozo y empiezo a poner las cosas en orden, aún persiste algo muy difuso y nebuloso. La «iluminación» únicamente se produce mientras trabajo. A base de esfuerzo puede llegar a desatarse en un momento dado esa… percepción más aguda, esa excitación que puede conducir a la revelación, a la solución, a la luz. Cuando llego al corazón de una historia en la que llevo trabajando cierto tiempo, entonces sí, ocurre algo. La historia deja de resultarme fría, ajena a mí. Al contrario, se vuelve tan viva e importante que todo lo que experimento existe sólo en relación con lo que estoy escribiendo. Todo lo que oigo, veo y leo parece ayudarme de una manera u otra en mi trabajo. Me convierto en una especie de caníbal de la realidad. Pero para alcanzar ese estado tengo que pasar por la catarsis del trabajo. Vivo una especie de doble vida permanente. Hago mil cosas diferentes, pero siempre estoy pensando en mi trabajo. Evidentemente, a veces llega a ser algo obsesivo, neurótico. En esos momentos, me relaja ver una película. Al final de un día de trabajo intenso, cuando me encuentro en un estado de gran agitación interna, ver una película me hace mucho bien.
Mario Vargas Llosa
The Paris Review, 1990



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