sábado, 13 de febrero de 2021

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Triunfo Arciniegas
LOS CADÁVERES EXQUISITOS


Doce historias provenientes de cinco libros de Patricia Highsmith (La casa negra, A merced del viento, Once, Sirenas en el campo de golf y Crímenes bestiales) conforman Los cadáveres exquisitos. Además de la circunstancia de que hayan sido seleccionados para adaptaciones televisivas, comparten la atmósfera siniestra, el sello de origen, un mundo donde  el asesinato y el engaño son prácticas habituales.

Dice Patricia Highsmith en el prólogo: "Los cuentos son un poco como sueños: proféticos, útiles para profundizar en un problema que ya está ahí o que va a surgir, y a veces un alivio para la ansiedad". El texto de la contratapa de la edición de Anagrama, como si fuese escrito por el típico intelectual que comenta libros que nunca ha leído, menciona dos títulos que no se incluyen en el libro: "En El espantapájaros, el lector descubre lo peligroso que pueden resultar los vecinos, tan peligrosos como el ladrón de El amante de los escalofríos". Aparte de mala, la frase es falsa.

"A merced del viento", el cuento favorito de Patricia Highsmith y el más reciente a la fecha de la publicación del libro, 1989, nace de una frase de un asesor de Richard Nixon que expresó su deseo de ver colgados a sus enemigos, balanceándose despacio, a merced del viento. 

En "Los pájaros a punto de volar", mi favorito, y "Bajo la mirada de un ángel sombrío", el más desolado, no hay asesinatos pero sí engaños. No se parecen en nada estos dos cuentos, pero ambos demuestran la capacidad del ser humano para falsear la realidad y aprovecharse del otro.

En "Acabar con todo" un hombre no puede decidirse por una sola mujer y en "A lo hecho, pecho" una mujer resuelve a su manera el asalto de un ladrón.

No basta con exponer el asesinato si no hay una clara posición sobre la culpa y la impunidad. ¿Por qué unos personajes pagan sus culpas o otros se libran? Los personajes de Patricia Highsmith pertenecen en su mayoría al segundo grupo.  Ripley es el más famoso ejemplo. Los protagonistas de "Un suicidio curioso" y "Lo que trajo el gato" se libran del castigo. ¿Merecían sus víctimas el trágico final?

La poderosa fuerza del odio desplaza al amor conyugal en "Sustancia de locura y "Donde las dan..." En la primera historia una mujer adorna el jardín con animales disecados y en la segunda la casa se convierte en una trampa mortal. En ambas, víctima y victimario confunden sus papeles.

Nada extraño. Los límites entre el bien y el mal se borran en las páginas de Patricia Highsmith. Un matrimonio con buenas intenciones adopta una pareja de ancianos, y nada, absolutamente nada saldrá bien.

Pero no se trata sólo de la trama sino ante todo de la armazón. No se puede dejar de lado una historia de Patricia Highsmith recién comenzada. Una frase lleva a la otra, un párrafo a otro. La escritura de Highsmith carece de adornos superfluos y desvíos agotadores: seca, precisa, eficaz, descarnada y adictiva.  Pareciera que no hay hechizo, pero la mayor astucia del demonio, según se dice, es hacernos creer que no existe.

Con razón dicen que leer a Patricia Highmith es como tomar el té con una vieja bruja. La decisión, por supuesto, corresponde al lector. La bruja sonríe, enigmática, mientras sirve el té y las galletas.

11 de febrero de 2021


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