Triunfo Arciniegas
Breverías
25 de febrero de 2020
Primero los blogs, como siempre, de madrugada. Luego fui al cajero y al sacamuelas. En la sala de espera empecé una nueva lectura de Luna caliente, la maravillosa novela de Mempo Gardinelli, y la seguí en casa, adolorido. Terminé en la tarde, luego de trabajar en los veinticuatro textos de Mester de brevería y las troneras de la cocina. Grabé unos textos en el celular y los oí una y otra vez. Descubrí el método con Dulce animal de compañía, hace más de un año. En "Susana" tenía siete veces la palabra "frase". Para dejar la cifra en dos o tres y mejorar un problema de tiempos verbales, tuve que esmerarme, cuando ya había considerado el texto concluido. Algo así pasó con "La tía Teodora". Los demás textos están en su punto.
Luego, para cerrar la jornada, vi los últimos episodios de la segunda temporada de Narcos México, en Neflix: una historia de traiciones. No más el trabajo de Diego Luna, su protagonista, hace que la serie valga la pena. Ha sido un buen día.
A mediodía vino Alejandra y conversamos sobre la edición de Mester de brevería en Trespies. ¿O será finalmente en Ediciones Gato Negro? Repasamos las cuentas y le transferimos a René el dinero del cambio de aceite de la Ford Explorer.
"Fue y será por siempre el amor de mi vida. No he querido a nadie así en la puta vida. Qué maldición." Así se lo confesé esta mañana a Ana Beatriz, dulce amiga, que no ve la cosa de esta manera, por supuesto, sino como una época gloriosa. E irremediablemente perdida. Nunca más seremos así de jóvenes. La princesa sin reino, como la llamó Ana, y yo, bebedor de relámpagos. La puerta se ha cerrado.
No puedo evitar la melancolía: mañana estoy de cumpleaños. La vida se va como agua entre los dedos. La vida breve.