domingo, 6 de junio de 2021

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Triunfo Arciniegas
GALLINAS Y RAZONAMIENTO
6 de junio de 2021

Cuando se supo que un hombre perdió cuatrocientas mil gallinas por el bloqueo de las carreteras, un defensor del paro, con el propósito de justificar los desmanes, preguntó por qué el hombre no regaló las gallinas. La primera respuesta para tan luminosa pregunta es obvia: por los bloqueos.

Porque se puede hilar más fino. ¿Cómo este hombre reúne o convoca cuatrocientos mil pobres? Ni siquiera en tiempos normales. Y peor si se trata de "convocar" cuatrocientas mil familias, pues una gallina para uno solo es demasiado. Seamos justos.

¿Cómo demonios llegan al gallinero cuatrocientos mil pobres si hay bloqueos? Cuántos días y noches tendrán que caminar para llegar al gallinero. Señores, van a llegar muertos de hambre o se van a morir de hambre por el camino.

Otra pregunta: ¿el dueño del gallinero reparte las gallinas vivas o muertas? En el último caso, imaginen al hombre repartiendo gallinas muertas. "Señora, está gallina se me murió de hambre, ¿me la recibe? Perdone que se la entregue con más huesos que carne." Cuando el dueño acabe la tarea, si es que acaba, la pestilencia será insoportable.

Además de estúpida, la idea es absurda, patética, irrealizable. Ni los pobres llegan al gallinero ni el dueño de las gallinas va a las casas de los pobres por la misma razón, por los bloqueos.

¿Y si el hombre reparte las gallinas vivas? Lo mismo. Vivas o muertas, lo mismo: no se pueden recorrer las carreteras.

Y con un agravante: el hombre tiene que ser adivino. "Señora, por favor, recíbame está gallina antes de que el bloqueo me la mate de hambre."

Sigamos hilando. Que el hombre reparta las gallinas muchísimo antes, con tiempo porque la tarea es dura. "Señora, recíbame esta gallina ahora mismo, de pronto hay un bloqueo y se me muere de hambre. Considéreme, señora, me levanté a las cinco de la mañana y hasta ahora he repartido diez gallinas, ya casi es mediodía y me quedan por repartir trescientas mil novecientas noventa gallinas."

Tan bonito que es sugerir que los demás se pongan bondadosos. Tan bonito que es proponer que un hombre se dedique a criar y regalar gallinas. ¿Tengo derecho de imponerle a este hombre la tarea de remediar el hambre del mundo?

Y tal vez las gallinas no sean del todo suyas. Hizo un préstamo y ahora el banco se encargará de ahorcarlo. Tiene empleados y debe pagarles. Nadie puede criar solo cuatrocientas mil gallinas.
Este hombre quebró, este hombre se arruinó. ¿Por quién creen que votará en las próximas elecciones? Y ahora que no hay gallinero, ¿por quién creen que votarán los desempleados? 

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