Eugenio Fuentes
SOBRE LA INUTILIDAD DEL DOLOR
Llegados a un punto irreversible, el dolor físico no tiene ninguna utilidad; todo lo contrario: nos animaliza, nos va despojando de todo aquello que nos hace humanos. Sus ataques impiden la reflexión en calma, destierran la importancia de la relación social al convertir la llaga en el centro de atención, exigen dedicación plena, desplazan los demás intereses a un rincón y desvirtúan la personalidad de quien lo soporta. En sus últimos versos, Rainer María Rilke, atormentado por el dolor, se pregunta: “¿Soy todavía yo, el que arde allí desconocido? / No arrastro adentro los recuerdos. / Oh vida, oh vida: estar afuera. / Y yo entre las llamas. Nadie me conoce.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario