SOBRE EL ACOSO
Cualquier excusa es buena para el acoso: que alguien use gafas o lleve aparato en los dientes, que sufra acné o calce un número muy grande de zapatos. Pero sobre todo se ejerce sobre quien tiene algún defecto físico o es diferente al grupo, sobre el chico o la chica gordito o flaco, sobre el torpe deportivamente, sobre el homosexual o sobre quien tiene otro acento al hablar u otro tono de piel.
El acoso es tan viejo, tan conocido, y es tan nítido su significado que no resulta necesario aplicarle el neologismo bullying. Y aunque se trate de un asunto de niños, no es un problema pequeño ni para tomar a broma: el miedo y la angustia también caminan en pantalón corto.
Eugenio Fuentes / Guerrillas en el patio de colegio
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