"Cuando se duerme no se sufre." Albert Cohen, Bella del Señor |
Triunfo Arciniegas
DESVELO
5 de febrero de 2017
No dormí en toda la noche. A las diez, como el dolor se hacía insoportable, fui a la farmacia por la inyección. Ya estaban por cerrar. La boca no me duele: me quitarán los puntos el próximo jueves. Pero el costado es otro cuento, me tiene con caminado de octogenario. (Falta poco, ya soy viejo.) Volví de la farmacia algo aliviado y leí un rato: unas diez páginas de Bella del Señor, la obra maestra de Albert Cohen. Vi un par de películas y después de la una me puse a trabajar. Me amaneció frente al escritorio. Ya se volvió costumbre amanecer subiendo las entradas de los blogs. Tengo diez mil lectores diarios en cinco idiomas, regados por el mundo. Hice el desayuno y traté de dormir. Creo que dormí un par de horas, casi un par de horas: una mujer se desvestía en una ventana. La contemplé desde los árboles hasta que soltaron los perros. Seguía sentado en la cama, apoyado en el montón de almohadas, cuando desperté, herido por los perros de la desdicha. Hasta cambiar de posición en la cama me resulta doloroso. Tengo el alma y las costillas lastimadas. Tengo las alas rotas y no han abierto el taller de reparaciones.
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