Triunfo Arciniegas
SUTURA
2 de febrero de 2017
La vida, fugaz e imprevisible. Uno está feliz organizando la biblioteca en casa, moviendo cajas y tablas, de sorpresa en sorpresa, releyendo cartas olvidadas y desempolvando dibujos, ingeniándoselas para crear espacio porque, como si fueran pájaros, los libros ya están saliendo por las ventanas, y una hora después lo están cosiendo en una sala de urgencias. Uno tiene el equipaje listo para el viaje de mediodía y ahora está comprando medicinas para el dolor. Ahora tengo unos cuantos puntos en la boca, un labio de negro, como si me hubieran picado las abejas, la mano derecha y el costillar adoloridos, y el viaje cancelado, por supuesto. El golpe me reventó la boca, me agrietó un diente y aflojó otro. Me enredé, caí y mi cara se estrelló contra el piso, a ochenta kilos por segundo.
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